Estamos otra vez en el inicio de un año más, con un bagaje de recuerdos, esperanzas y propósitos para ello.

Es obligado estar lo mejor preparados para enfrentar los nuevos retos que el mar de la vida nos presenta con todas la características y matices que la actualidad trae consigo.

Pareciera que cada año es exactamente igual al anterior, pero no es así.

Si lo vemos en la metáfora de un océano, sabremos que debajo de las aguas, las condiciones y posibilidades varían siempre.

Por ello, hay que estar debidamente listos, con los pies bien puestos en la tierra, para emprender el vuelo tras de las oportunidades de pesca que nos permitan no solamente subsistir, sino crecer, hacer lo que más nos gusta y también descubrir que la felicidad se encuentra en el vuelo, no en el destino.

Podemos ser como esta gaviota que en las primeras horas del día se coloca en un buen lugar, plumaje listo, pico en las mejores condiciones y en el momento donde sabe que habrá más oportunidades.

Cada inicio de año es un puerto distinto, con embarcaciones diferentes, variación de temperaturas, noches de luna con fases específicas y una suma de pequeñas características que forman un entorno único en ese breve periodo y que ello obligará a obtener mayor información para poder tomar una decisión más certera para los diversos propósitos que nuestros vuelos personales impliquen.

Ojalá y las circunstancias sean más favorables para este país y para quienes lo habitamos.

Ya son días de arrancar los planes de vuelo y emprenderlos lo más pronto posible, porque irremediablemente, quien no deja de volar, es el tiempo, en todas partes, incluido este Querétaro nuevo que deseamos conservar.

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