Durante la semana tuve la oportunidad de viajar a Celaya con la misión casi imposible de encontrarme con Ángel Reyna. Y, si ya no fuese mucho pedir, conseguir una entrevista con quien en su momento consiguiera ser una de las transacciones más caras del futbol mexicano.

¿El resultado? Ya ustedes lo imaginarán…ni el aura de Ángel pude encontrar.

Pero no todo fue malo. Me lleve una grata sorpresa a mi arribo a este bello lugar de Guanajuato. Los dueños han invertido mucho para darle vida a un estadio que estaba al borde del colapso. La deportiva Miguel Alemán Valdés no le pide nada a muchas que yacen en la primera división. La amabilidad de su personal…sorpréndete. Muchos equipos de la máxima categoría deberían darse una vuelta para entender un poco sobre calidez.

Murales monocromáticos con el rostro de Hugo Sánchez y Emilio Butragueño te dan la bienvenida a una espaciosa recepción. El lugar permite una espera placentera.

A pesar de todas estas comodidades y atenciones, se preguntarán ustedes ¿cómo es que Ángel Reyna terminó aquí? Si solía codearse con la atención mediática que generan clubes como América y Chivas. La respuesta es sencilla: la falta de humildad y disciplina se convirtieron en sus propios verdugos.

Su talento habría alcanzado para algo más que luchar por el ascenso, pero eligió el camino contrario.

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Mientras tanto, del otro lado del mundo, otro futbolista mexicano decidió tomar el camino de la humildad y la disciplina.  Ese que lo ha convertido en el segundo máximo goleador mexicano en el balompié europeo. ¿Su nombre? Javier Hernández.

“Chicharito” debutó con Chivas apenas dos años después de que Ángel Reyna lo hiciera con América. Dio el salto a Europa por su destacada participación en la Liga Mexicana, sus nulos escándalos y su constancia. Por otro lado, Ángel Reyna fichó con Chivas en 2014 por unos seis millones de dólares, pero la directiva, cansada de su indisciplina y poco profesionalismo, decidió no registrarlo para el Clausura 2016.

Desde ahí todo vino en picada. Cayó hasta la tercera división del futbol y luego naufragó hasta encontrarse con el proyecto de Celaya, el cual contempla la dedicación y profesionalismo de Reyna para ascender a la máxima categoría.

El escenario está listo, solo piden que Reyna y Villaluz emulen a su “yo” del pasado, en donde fueron seleccionados nacionales y, en el caso del segundo, campeón mundial juvenil. Una pisca de su oculto pasado exitoso bastaría para que Celaya fuese el próximo equipo de la Liga Mx.

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