In memoriam a Carlos Fuentes, mexicano universal y defensor de la Revolución Mexicana.

El 20 de noviembre se conmemora un aniversario más del inicio de la Revolución Mexicana. Sin duda fue una lucha histórica que intentó reivindicar a las clases trabajadoras y campesinas; una idea por organizar el Estado mexicano después de un convulso siglo XIX; se fraguó un pacto político entre las élites gobernantes y económicamente importantes.

Desde luego, para los juristas lo relevante radica en el catálogo de derechos fundamentales que se articularon a partir ella y como síntesis de la problemática nacional; en las cláusulas de intangibilidad que se presentaron tales como los grandes principios históricos por los que México luchó: Separación Iglesia-Estado; División de Poderes; Un presidencialismo como figura central; federalismo político; Republicanismo; Congreso bicameral; Inviolabilidad de la Constitución; salvaguarda del campo y una protección a los trabajadores.

La Revolución Mexicana cimbró las estructuras sociales, económicas y políticas del país. De nueva cuenta, la historia se reescribiría bajo la puesta en escena de una visión: la de los constitucionalistas que triunfaron en la Revolución.

Por supuesto, Porfirio Díaz, Villa, Zapata, Madero, Carranza son figuras clave en la configuración de este suceso. Sin embargo, ¿Cuál es la significación jurídica de una Revolución? ¿Qué significa que haya acontecido en un país?

El concepto de las revoluciones ha sido estudiado desde Aristóteles pasando por Hamilton hasta nuestros días. Tipologías de ellas existen y se clasifican en sociales, políticas, científicas. Los ejemplos en la historia están desde la burguesa que sustituye al clero y los nobles por la burguesía; la Revolución Francesa como un movimiento por dejar atrás la Monarquía Absoluta e implantar ideales de libertad, igualdad y fraternidad, su corte fue político, en ella figuran grandes hombres como el abogado George Jaques Danton cuyo papel fue destacado, original y congruente; la Revolución Liberal, con un líder como Washington en las trece Colonias de Norte América para darse un gobierno y nación propias, misma que desemboca en un pacto constitucional; la Bolchevique en Rusia que instaura el gobierno de los Soviets.

De esta manera, se infiere que la Revolución es un cambio en la organización socio política de un país. La mexicana tiene la particularidad de ser la síntesis de una lucha de diferentes corrientes de pensamiento, intereses, planes, visiones y con el propósito de reivindicar a obreros y campesinos cuyos movimientos sociales se tradujeron en el insumo que se redactaría en la Constitución de Querétaro de 1917.

Sí, en efecto, el significado de la Revolución Mexicana es profundo. Trajo consigo un ideal de Nación implantándose en un documento denominado Constitución, reflejo de las aspiraciones, valores e ideales que como pueblo se quiere poseer.

A la distancia de 104 años de su inicio, debemos volver a observar los principios y causas históricas que la formaron, máxime que tenemos un país conflictuado en el respeto de los derechos fundamentales, con crispación política, intolerancia y guerra sucia; la enseñanza de la historia ha sido grande, se deben procesar institucionalmente los problemas bajo la razón jurídica y con reglas democráticas, pero siempre en beneficio de la Nación, no de unas cuantas facciones y camarillas.

Los grandes hombres que hicieron posible las revoluciones y sus cambios, simplemente soñaron con un país mejor, lo intentaron una y otra vez, hasta que lograron que sus ideales perduraran en la historia. En síntesis, el significado de la Revolución fue dejarnos un Estado susceptible de perfeccionarse y mejorarlo, una base para la construcción de un país que todos debemos aportar sin mezquindad política, y desde luego, los intereses recalcitrantes de grupos de hecho deben ser frenados por la razón jurídica.

Doctor en Derecho. @cdeloscobos

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