Esta semana el Senado Mexicano sesionó después de 27 días sin reunirse. No fue fácil, Morena tuvo que acudir a todos sus aliados para lograr el quórum necesario, los respaldaron el PES, el PT y el PVEM, mientras la oposición reclamaba se enlistaran más temas al orden del día y así, deliberar de manera plural.

Pluralidad es una palabra que ya se le olvidó a López Obrador y a los Senadores de Morena.

Había más de 123 puntos en el orden del día, con 44 iniciativas de Ley, dos de ellas proponían modificaciones normativas para que el Senado pudiera sesionar vía remota y no cerrara sus puertas —como ha estado en esta pandemia— sin la posibilidad de reunirse. Sin sesiones se silencia a los Legisladores y se cierran los pocos espacios de oposición que existen.

También se encontraban dos iniciativas para modificar la Constitución, que proponen establecer ayudas y un Ingreso Básico Universal (IBU) para las personas que hoy no tienen ingresos por la pandemia. Sí apoyos, pero pensando en los seres humanos y no en clientelas políticas.

Asimismo había registradas iniciativas para ayudar al sector salud, a los médicos, enfermeras y personal de limpieza; incluso había una iniciativa para fabricar y autorizar dispositivos médicos en periodos de emergencia como éste y así poder tener ventiladores con los prototipos que las universidades mexicanas están trabajando.

En fin, ninguno de estos temas fueron importantes para los legisladores de Morena y sus aliados. No importó el argumento, no importó la súplica, no importó la emergencia de salud y el temor de millones de mexicanos, lo único para lo que se dieron cita en el Senado esta semana, fue para arrodillarse ante la instrucción del Presidente de la República, y esa, solo era una: aprobar la Ley de Amnistía, ley que por cierto cuenta con 8 artículos y que si bien es cierto es una recomendación de Organismos Internacionales, es deficiente, mal redactada y con un gran riesgo, ya que la amnistía mal aplicada se puede convertir en impunidad.

Así es, esta semana las propuestas del PAN, de MC, del PRI y del PRD, no fueron discutidas. Aún más vergonzante, ni las propuestas de los propios senadores del partido oficial fueron abordadas, porque su jefe solo les había instruido ver un tema.

Así la subordinación de un poder frente al otro, así de lamentable la actuación del Senado con una mayoría supeditada a las órdenes y caprichos del Presidente. La división de poderes de Montesquieu y Locke simplemente no existen en el país, en detrimento de los mexicanos. Seguramente muchos Senadores oficialistas piensan que su jefe es López Obrador, gran error, su jefe son todos los mexicanos, los que hoy no tienen dinero, los que tienen miedo a perder su trabajo o peor aún, los que están en un hospital librando una batalla entre la vida y la muerte.

Señores de la mayoría, son senadores para beneficiar a los mexicanos y hoy lo que más preocupa es la salud y la economía. ¿Cómo pudieron sesionar sin tocar ninguno de esos temas? ¿Cómo pudieron regresar a sus estados sin haber cumplido su trabajo? Un Senado de rodillas no le hace bien a México.

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