Corría el mes de marzo del año 2000, se vivían las vísperas de un proceso electoral que marcaría la vida política del país, viviríamos por vez primera una alternancia de partido al frente de la administración pública federal, mentiría si en ese momento no existía un ambiente de ánimo por dicho suceso. Sin embargo y a pesar de que los mejores pronósticos inundaban la vida nacional, las personas que nos hemos formado en la izquierda, teníamos claro que esta supuesta alternancia de partido, solamente se limitaba a colores y a siglas, porque de fondo tanto el partido saliente como el entrante, habían apostado una política neoliberal es decir, precaria, excluyente y de empobrecimiento de las mayorías.

Justo el 7 de marzo, AMLO estuvo en una mesa de debate junto a Joaquín López Dóriga y probablemente el máximo representante del panismo, Diego Fernández de Cevallos, en donde el actual Presidente de la República señalaba el actuar del Partido Acción Nacional como cómplice del régimen priista que había dominado más de siete décadas la vida política del país. En esa época, dicha aseveración no fue tomada con la seriedad debida, los panistas se encontraban en el éxtasis del triunfo con la llegada de Vicente Fox a la silla presidencial y los priistas, conocedores del manejo del erario público a favor de enriquecer a diferentes minorías, encontraban en los recién llegados un espacio de maniobra perfecto para sus intereses, esto no solo lo afirmó durante años el actual titular del Poder Ejecutivo Federal, sino que en el libro Juntos Hicimos Historia, de Tatiana Clouthier, (que en la época señalada al inicio de esta aportación era legisladora blanquiazul) se hace referencia a la actitud servil que en ese momento mantenían varios representantes del partido en el poder.

Esta curiosa alianza ha existido en diferentes momentos, basta recordar la reforma energética que condenó al país entero a no contar con 35 de cada 100 pesos del Presupuesto Federal, generando un boquete económico que hoy en día busca resarcirse a través de un trabajo responsable en materia energética y económica, si esto fuera poco valdría la pena señalar la declaración de un excandidato del PRI a la Presidencia de la República, Roberto Madrazo, mismo que 12 años después admite el fraude electoral del 2006, ¿Acaso esto no es una muestra más de la cercana relación entre ambos partidos?

Hoy ante la sorpresa de pocos, ambos partidos han asumido como real una alianza electoral con miras al 2021, por parte de los “tricolores” su recién electo Presidente, Alejandro Moreno abre la posibilidad de alianza con el Partido Acción Nacional y en el caso de los “blanquiazules” quien destapa esta vía para regresar al poder es la diputada federal Marcela Torres, quien señala que es necesario unir a la nueva oposición en contra de la “4T” para que esta no siga ganando espacios de representación popular .

Este síntoma no está lejano del Poder Legislativo Local, ambas fuerzas han decidido caminar de la mano en contra de acciones concretas en beneficio del pueblo como la iniciativa de ley que brindaba el peso a peso a la UAQ o en su defecto aquella iniciativa que garantizaba el derecho humano al agua.

No cabe duda que las medidas tomadas a nivel federal y la nueva forma de hacer política que encabeza Morena han sembrado una semilla del miedo en la nueva oposición, temerosa de perder los privilegios que les han permitido vivir como sultanes a costa del erario público durante décadas, están decididos a ceder posiciones entre ellos con tal de contrarrestar al nuevo gobierno, un gobierno del pueblo y para el pueblo.

Coordinador del Grupo Legislativo de Morena en Querétaro

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