Una nota publicada ayer, derivada de una entrevista televisiva en la que participé, motivó una airada reacción por parte de López Obrador en su conferencia de prensa mañanera. Dicha nota daba cuenta de una afirmación que hice —y sostengo— en el sentido de que el titular del Ejecutivo Federal es un ignorante y, por eso, desconoce la labor de las calificadoras y pretende endosarle al BM la responsabilidad del crecimiento económico. Esa nota apareció en el primer lugar entre los textos más leídos, lo cual provocó la molestia del mandatario y el cuestionamiento de si se trataba de un criterio editorial del medio de comunicación o de una ubicación manipulada para dañar su imagen. Y pues pasó lo que tenía que pasar: el asunto se convirtió en tendencia en las redes sociales. Muchos de quienes no habían visto la entrevista, ya la vieron. Otros que no sabían de la nota, ya la leyeron. Y tantos más que sabíamos de la intolerancia del presidente frente a la libertad de expresión y de prensa, lo confirmamos nuevamente.

Es una lástima que el presidente, con todo el poder y respaldo que acumula, se siga comportando como si estuviese en campaña. Es una pena que, lejos de llamar a la reconciliación y unidad nacional, todos los días se encargue de dividir, polarizar, descalificar, desprestigiar, denostar y emitir juicios contra quienes pensamos o actuamos diferente. Ya en estas páginas del Gran Diario de México me había referido a la grotesca manera que tiene de convertir sus conferencias mañaneras en púlpito y patíbulo. Desde ahí, pontifica y llama a leer la Cartilla Moral y su libro Hacia una economía moral (vayan ustedes a saber qué demonios significa eso). Pero, también, llama a los delincuentes a portarse bien so pena de acusarlos con sus mamás y abuelitas. Arremete contra sus críticos y, a los empresarios, los convierte en precandidatos de procesos electorales (caso de Gustavo de Hoyos) mientras que, a los ciudadanos que marchan por un México mejor los desprecia.

En más de un año que lleva gobernando a México no se ha dignado a dialogar con los presidentes de otros partidos políticos, ni se ha sentado con los coordinadores de los grupos parlamentarios de la oposición en ambas cámaras del Congreso de la Unión. Es decir, se sirvió de la democracia para llegar al poder y, ahora, desde esa posición de poder, pretende desmoronar al Instituto Nacional Electoral y, en sus propias palabras, demoler todo vestigio del pasado neoliberal para evitar que “los conservadores” podamos revertir su forma de concretar la autodenominada “Cuarta Transformación”.

Feliz navidad y año nuevo para todos.

Abogado

Google News