El presidente Andrés Manuel López Obrador, como parte de sus estrategias de comunicación y de gobernabilidad, necesita de un antagonista. Alguien con quien pelear cada semana, y en la pasada les tocó a los jueces. Me parece que, si bien éstos fueron prudentes y no hicieron declaraciones mediáticas, sus sentencias hablaron por ellos y no se dejaron intimidar.

Sencillamente, dieron más suspensiones y ratificaron las que habían dado, incluso pasándolas de provisionales a definitivas, lo que significa que se mantendrá en “congelamiento” toda la ley eléctrica a lo largo del juicio.

Por su parte, el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación habló en defensa de sus jueces, al señalar que va a garantizar su “independencia y autonomía” y que sus fallos sean respetados por el Ejecutivo. Ese tuit tuvo más de 5 mil retuits y 14 mil likes. Es uno de los mensajes que la audiencia digital le ha reconocido más al ministro Arturo Zaldívar.

Y no es fácil la coyuntura para Zaldívar y López Obrador. El primero ha hecho filigrana para mantener las prestaciones de los juzgadores federales. Esto es, no les han reducido salarios y logró mantener los fideicomisos del PJF, mediante los cuales se les pagan su seguro de gastos médicos y sus jubilaciones al retirarse honorablemente. Zaldívar sabe que, sin estas prestaciones, la calidad de quienes ingresan al PJF caería y sería fácil corromperlos por los litigantes. Ahora, la mayoría de los juzgadores cuidan su trabajo para tener acceso a estos beneficios, algo que ha dado éxito en varios países para contar con mejores servidores públicos.

También, a Zaldívar le estalla el conflicto con el Ejecutivo justo en el inicio del proceso de dictaminación en el Senado de la reforma a la Ley Orgánica de todo el PJF. Con las mayorías que tienen Morena y sus aliados, podrían fácilmente complicarles la existencia a todos los jueces del país, pero hasta ahora eso no ha pasado. Al contrario, ayer la Asociación Nacional de Magistrados y Jueces del PJF se sumó para apoyar las reformas que ha impulsado Zaldívar y propuso ajustes razonables. Así, parece que el Poder Judicial llega unido en busca de reformas que profesionalicen la impartición de justicia, avancen la equidad de género, frenen el nepotismo y haya criterios para la inamovilidad del cargo de juez.

Por su parte, López Obrador parece haber dado un paso atrás en su enfrentamiento contra los jueces: señaló que si no le dan la razón legal buscaría modificar la Constitución —lo que es una obviedad, pero no tiene los votos para ello—, y llevó el pleito ya no contra los jueces, sino contra las empresas Bimbo, FEMSA y Walmart.

Me parece que, muy al estilo de AMLO, caló a los jueces y a Zaldívar, y vio que era una pelea que no iba a ganar de manera rápida, por lo que ha preferido suspender su decreto eléctrico, tratar de acotar los efectos de las suspensiones otorgadas y buscar negociaciones con las empresas que generan energía eléctrica. Además, seguramente se dio cuenta de que, si se dijera que su presidencia no tiene contrapesos, se dañaría aún más el ánimo para invertir en el país. Y claro, explotará la veta electoral de que varias empresas pagan por la luz menos que una “tienda de abarrotes”.

López Obrador, me parece, ha decidido posponer su conflicto contra los jueces. Esto se podría reavivar cuando el tema llegue a la Corte, pero por lo pronto podemos afirmar que respecto al PJF, “aún hay jueces en Berlín”.

Cambiando de tema:

De no haber los jueces frenado a la CFE, no tenga duda de que lo que seguiría sería la prohibición para que los domicilios que cuentan con paneles solares puedan usarlos y ahorrar, como hoy acontece.

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