Uno de mis sitios favoritos son los museos. Estos pueden tomar diferentes formas, como aquellos emblemáticos museos con columnas, espacios de paredes cuadradas blancas con obras de arte o, bien, espacios al aire libre donde existe una convergencia entre la naturaleza y el espacio museístico. A pesar de las diferencias arquitectónicas, temáticas y ubicaciones, muchos museos buscan crear una conciencia y acercamiento a diferentes problemas sociales, políticos, históricos o a la visión estética misma de los objetos artísticos; para mí, ahí radica el poder único de los museos.

Como te he contado con anterioridad, sabemos que los museos pueden ser abrumadores, pero nos han demostrado que cada vez más, éstos buscan herramientas para alejarse de la visión escolarizada en la que muchas veces se les ha encasillado, buscando así ser mucho más inclusivos para llegar a convertirse así en agentes de cambio y generadores de discusión.

Detrás de cada museo existe un grupo de agentes que buscan cumplir con objetivos específicos, estos se desarrollan a través de sus exposiciones, coloquios o actividades complementarias que realiza el museo para sus públicos. Tomando el caso específico  de las exposiciones, uno podría pensar que sólo es tomar las obras de arte y colocarlas en una sala del museo, pero no, hay agentes que podrían ser como esos duendes nocturnos que acomodan los objetos que dejamos en los anaqueles antes de llegar a la fila de pago del súper, ya que  generalmente están detrás de bambalinas. Estas personas llevan títulos como museógrafos, curadores, investigadores, administrativos, directivos, equipos de montaje, diseñadores, etc., y sus labores son imprescindibles para lograr que el significado, así como el objetivo de la exposición, trascienda más allá de las paredes del museo.

Gracias a estos agentes es que el museo tiene su poder único de crear vínculos con el espectador basados en conocimientos, sentimientos o inclusividad. Me gustaría contarte acerca de una de las últimas  exposiciones a las que asistí. Una de las obras presentadas por la artista Lorena Wolffer me impactó de manera muy personal, desde la selección de objetos, los testimonios de las mujeres que participaron y la distribución del espacio, fueron elementos que contribuyeron a una sensación donde pude crear un vínculo sensible con la pieza, a tal grado que salí de ahí con un nudo en la garganta. Algo que me cautivó fue el ver como más mujeres experimentaban sensaciones similares, esto me hizo pensar en la gran labor de la artista y de los agentes involucrados, ya que lograron crear, a través de la exposición, un sentimiento colectivo dentro de la comunidad que visita la muestra.

*Lic. en Historia del Arte y Curaduría

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