La llegada de Lilly Téllez a la bancada del PAN en el Senado dista mucho de ser sólo un tema de polémica en las redes sociales; es un golpe incuestionable a la radicalización al proyecto lopezobradorista que cada vez se aleja más del “movimiento amplio” de cambio que le ofreció a los mexicanos, en el que cabían distintas expresiones ideológicas, para volverse un gobierno donde los radicales de izquierda han tomado cada vez mayor control en la definición de las políticas públicas.

La periodista que ya ganó una elección por mayoría en Sonora, que se sumó a la coalición Juntos Haremos Historia y que terminó chocando en el Senado con las posiciones más extremas de los morenistas, incluso siendo objeto de ataques estalinistas contra sus ideas y posturas, hoy realiza un movimiento estratégico, que no sólo la rescata del ostracismo de ser senadora “independiente”, sino que además la habilita como posible candidata a la gubernatura de Sonora que se renueva en las elecciones del 1 de julio del 2021.

Téllez podría ser candidata de una coalición opositora en los comicios sonorenses encabezada por el PAN, pero a la que podrían sumarse también Movimiento Ciudadano e incluso el PRI, para enfrentar al casi seguro candidato de Morena, Alfonso Durazo, que hoy aparece a la cabeza de la mayoría de las encuestas en la tierra del expresidente Plutarco Elías Calles. Y es ahí donde el movimiento que acaba de hacer la senadora exmorenista, cobra una dimensión interesante: Lilly sería una candidata mediáticamente muy atractiva, con arraigo y ampliamente conocida en Sonora, que le complicaría sin duda el panorama a un Durazo que, con su pésimo desempeño en la Secretaría de Seguridad Federal y cifras cada vez más altas de asesinatos, feminicidios, inseguridad y una violencia del narcotráfico desbordada en casi toda la República, pasaría de ser un candidato muy fuerte a uno que tendría la competencia en serio de un bloque opositor con una candidata popular entre el electorado.

Si a eso se le suma el desgaste inevitable que sufrirá la popularidad de López Obrador por los efectos de la pandemia del coronavirus y la difícil situación económica y de desempleo que se avizora con una caída del PIB por arriba del 8% negativo —ayer una encuesta de Enckoll ya ubicaba al Presidente con 45% de aprobación, por primera vez por debajo de la barrera de 50% y con un nivel de desaprobación de 55% de los encuestados— además del debilitamiento de Morena y su caída en las encuestas de intención del voto, entonces el llamado “efecto López Obrador” se va a diluir en los comicios estatales y no tendrá la misma fuerza que tuvo en el 2018, en donde por cierto la misma Lilly Téllez se benefició del aura del entonces candidato morenista.

Los acercamientos entre el PAN y MC para posibles alianzas en el 2021, tanto en las elecciones estatales como a nivel federal, en algunos distritos continúan. En algunos casos específicos, sobre todo en las gubernaturas podría sumarse el PRI y el caso de Sonora, con una candidata como Lilly Téllez, podría ser uno de los primeros experimentos de una coalición amplia, ya sea abierta y oficial o en algunos casos con alianzas de facto, que buscaría arrebatarle la mayoría a Morena y a López Obrador en la Cámara de Diputados.

Veremos cómo transcurren las cosas en los próximos meses, pero por lo pronto, más allá de los ataques y las burlas que recibirá la senadora Lilly Téllez en las redes lopezobradoristas, el movimiento que ayer ejecutaron ella y los panistas podría ser una jugada de ajedrecismo político para avanzar en el complicado tablero electoral del 2021 en donde la oposición, esa misma a la que López Obrador alguna vez llamó “moralmente derrotada”, intentará mover todo tipo de piezas, desde peones, caballos, alfiles y damas, para tratar de darle “Jaque Mate” al rey del Palacio Nacional y arrebatarle la estratégica mayoría legislativa en San Lázaro, de la que depende nada menos que el control del Presupuesto federal.

NOTAS INDISCRETAS

Y hablando del ajedrez político, la jugada que ayer hizo en el Senado Ricardo Monreal, sin duda tiene que ver con lo que viene para el 2021, la decisión de desaparecer finalmente a los grupos parlamentarios del PRD y el PES, por no contar con los cinco senadores necesarios para constituirse en fracción parlamentaria, es en realidad un golpe dirigido al perredismo y específicamente a Miguel Ángel Mancera, su coordinador, por las últimas decisiones en las que se sumó al bloque opositor, llamado “bloque de contención” que nació para frenar iniciativas del presidente López Obrador y de Morena, como la que pretendía reasignar las facultades presupuestales al Ejecutivo en tiempos de crisis grave. Porque al PES le afecta la medida solo a medias porque finalmente ellos siempre votaron como aliados de Morena y lo más seguro es que sus senadores se sumen a la bancada oficial y les den las mismas prerrogativas, pero en el caso de los perredistas, sí pierden uno de los últimos bastiones políticos que tenía ese partido y se quedan sin presupuesto ni prerrogativas, incluso sin oficinas, y tendrían que definir si se asimilan a otro grupo parlamentario o se declaran “independientes”. Así que, con todo y pandemia, y con el coronavirus aún en fase crítica por el riesgo de muertes y contagios, la política no se detiene y ha comenzado el juego preelectoral del 2021. Como decían en aquella película hollywoodense: “¡¡¡Que comiencen los juegos del hambre!!!”…Dados rodando. Capicúa. Se repite el tiro.

Google News