Miguel Herrera ha mostrado una metamorfosis, la gran decepción  de los aficionados que pedían a gritos su regreso para volver a ver a un equipo espectacular, ambicioso, atrevido. No, ha sido todo lo contrario, tres partidos sin gol en una Liguilla no es digno de un equipo con la historia del América.

Es inválido y totalmente fuera de contexto convertirse de águila a ratón, solamente por estrategias muy simples, burdas y mucho menos cuando frente a ellos está el equipo más poderoso en la ofensiva que tiene este país.

Sobre la gris y absurda marcación del penalti, Óscar Macías no tiene la culpa, es todo un aparato arbitral sin preparación, sin liderazgo y en el que hacen lo que se les pega su reverenda gana.

Pero no fue solamente esa pésima marcación lo que hizo que el América perdiera el partido de ida de las semifinales. De hecho, Tigres debió golearlos en el primer tiempo, simplemente porque el América se ha convertido en un equipo miedoso, porque cuando reaccionó e intentó ir a la portería enemiga, era cuando ya tenía todo en contra, algo fuera del guión que se planteó estratégicamente el técnico del América.

Si este equipo no es capaz de reaccionar en Monterrey  tendrá que pensar muy bien el futuro de Miguel como su técnico. No puede ser que se haya traído a este entrenador en busca de mejorar lo que se había realizado en los últimos años y que el equipo no sea capaz de generar más de dos jugadas de real peligro sobre la meta contraria.

Para eso, mejor hubieran dejado a La Volpe, a Ambriz o de plano hubieran recontratado a tipos como Manuel Lapuente o Raúl Arias, lo que les hubiera salido más barato y quienes con este estilo de juego, han tenido más logros que lo que ahora está haciendo Herrera.

Miguel tiene que revolucionar a este equipo en lo mental para poder regresar en una serie que se le ha complicado por el gol de visitante y por sus incapacidades. Tiene que lograr que este equipo deje de tener miedo y demostrárselo a su rival. De lo contrario, se consumará el fracaso.

Los Tigres muy en su papel, se mantuvieron calculadores en todo momento, dejando que su rival se ahogara con las imprecisiones que lo han aquejado desde hace ya más de un mes. Ricardo Ferretti jugará con la desesperación del América y de su entrenador. Seguro. El partido en el Universitario puede que no sea mucho mejor que el de ayer en el estadio Azteca, pero eso no le importa al Tuca ni a sus jugadores, quienes así tienen todo para llegar a otra final, siempre y cuando el cuadro americanista no despierte y muestre otro tipo de personalidad.

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