Los documentos estratégicos buscan servir de orientación, en ocasiones más de ruta, para el despliegue de proyectos que pretenden transformar la realidad de una o varias organizaciones -en el caso de las llamadas agendas- para trascedente aún más en su entorno, para lograr objetivos más ambiciosos y alcanzar una mejor posición en sus mercados.

La Agenda Estratégica de las Instituciones de Educación Superior (IES) para los sectores Aeronáutico y Espacial 2030, ejercicio que consistió, de manera resumida, en analizar el estado actual y futuro de los sectores aeronáutico y espacial nacional e internacional en cuanto a sus tendencias tecnológicas y sus necesidades de formación en el tiempo, y contrastarlo con el estado actual y futuro de las IES, en cuanto a capacidades y especificidad, para atender las demandas de formación y servicios que estas industrias demandarán hacia el final de la presente década, deja también un gran aprendizaje y con ello un mensaje quizá aún más poderoso que sólo las cifras, proyectos y estrategias.

Y es que por primera vez en la historia de la educación superior de nuestro país, 31 organizaciones educativas de nivel superior reunieron su capital intelectual y trabajaron a lo largo de más de 120 reuniones plenarias y de coordinación, que acumularon más de 730 días de trabajo de 71 expertos de instituciones de diferentes subsistemas de educación superior públicos y privados, incluyendo a las grandes instituciones nacionales como el Instituto Politécnico Nacional y la Universidad Nacional Autónoma de México, que permitieron integrar el documento y resultados de esta iniciativa que, nació previo a una de las épocas más cruentas de nuestro país, la pandemia y que le sobrevivió hasta su conclusión hace unas semanas en que la iniciativa fue presentada y pasada al Consejo Mexicano de Educación Aeroespacial A.C. (COMEA) para su implementación y seguimiento.

Es por esto por lo que este martes #DesdeCabina deseo aportar una óptica diferente al esfuerzo, dedicación y disciplina que aportaron esas instituciones y sus líderes, al aprovechar su experiencia, trayectoria y, que sin importar si eran grandes o pequeñas, se coordinaron para generar un resultado más poderoso que aquel que pudieran haber desarrollado mayormente en solitario, la creación de la Agenda Estratégica.

Si bien la iniciativa es un ejercicio de reflexión introspectiva y prospectiva para unos sectores en específico, también permite evidenciar aquello de lo que tanto adolece nuestro país, el trabajo en equipo. La iniciativa demostró que 1+1 cuando se trabaja en conjunto, es mucho más que 2; exhibe, además, el potencial que tenemos como país si nos proponemos dejar a un lado los egos, la regionalidad mal entendida, el oportunismo y todas aquellas prácticas y comportamientos que, desafortunadamente tienen presencia en muchas de las iniciativas que quieren provocar cambios o que buscan el tan socorrido y desvirtuado bien común.

Provocar ejercicios donde se sienten en la misma mesa una variedad de instituciones para un   propósito común, es un triunfo per se; integrar inteligencia colectiva para promover el desarrollo coordinado de los sectores y las instituciones educativas ligadas a ellos, el gran reto. Corresponderá al COMEA honrar el esfuerzo de todos estos líderes e implementar paulatinamente las estrategias y proyectos para mantener así vivo el mensaje detrás de la Agenda:

Colaborar nos ayuda a crecer juntos y, sobre todo, a volar más alto.

@Jorge_GVR

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