En esta columna nos trasladaremos al corazón de Europa, capital conocida como la ciudad de las mil torres e inspiración de melodías de Mozart y obras literarias de Kafka: Praga.

República Checa antes conocida como Checoslovaquia tiene como capital la ciudad de Praga, la cual tiene características muy peculiares. El mayor índice de ateos se concentra en esta ciudad, los praguenses consideran a las arañas señales de buena suerte, si ves telarañas en cualquiera de los monumentos no te espantes, pues cuenta la leyenda que encontrarás buena suerte.

En temas deportivos, Praga alberga el segundo estadio más grande del mundo, se trata del Estadio Strahov con una capacidad de 220 mil espectadores, recinto tan grande que más que usarlo para eventos deportivos recibe magnos espectáculos musicales. Los deportes principales son el hockey sobre hielo (en el cual han sido campeones mundiales), tenis y futbol, en este último hay un detalle interesante,  pues cuando eran Checoslovaquia (nación unida entre Chequia y Eslovaquia) llegaron a tener un apogeo fructífero en campeonatos entre 1976 y 1993. El principal club de futbol en República Checa es el Sparta de Praga, el cual nutre a la selección checa y suele competir sin éxito en la Copa de la UEFA.

Aficionados del futbol europeo seguramente recordarán la Eurocopa del 2004 celebrada en Portugal, torneo que estuvo lleno de gratas sorpresas. República Checa encabezada por Pavel Nedved, Tomas Rosicky, Peter Cech, Milan Baros y Jan Koller, guiaron a los suyos a semifinales con un plantel de destacados jugadores pero ninguno de grandes reflectores, los checos vencieron contundentemente en fase de grupos a Alemania, Holanda y Letonia, para cuartos de final golearon a Dinamarca y en semifinales cayeron ante otra sorpresa aún más grande llamada Grecia.

A pesar de contar con una buena camada de jugadores en clubes importantes de Europa, bajo el título de República Checa sólo han conseguido acceder a uno de cinco mundiales en los que han disputado la clasificación, fue en la Copa del Mundo del 2006, en el que se quedaron en la primera ronda. Panorama contrastante al que vivió Checoslovaquía, selectivo que dejó legado en el futbol al cosechar dos subcampeonatos del mundo y un campeonato en la Eurocopa de 1976 en Yugoslavia, justa que destacó por la atrevida acción de Antonín Panenka al ejecutar un penal de manera magistral, ante la presión de todo un estadio en la final ante Alemania Federal, el checo ‘picó’ el eférico para que este se elevara elegantemente introduciéndose en las redes cuando el portero se había lanzado hacia un costado. Esta jugada se inmortalizó en el futbol como una maniobra ingeniosa de engaño al cancerbero y muchos jugadores la usan en la actualidad.

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