Frente a los excesos y las faltas que se han visto a lo largo del actual ejercicio del poder presidencial, que alarman tanto a propios como a extraños; a aliados como a contrarios, y en los que destaca una concentración --no precisamente para bien, en opinión casi generalizada--, de facultades constitucionales y metaconstitucionales pocas veces vista, se levanta un hombre, solo, como poderoso muro de contención a ese hecho, que despierta reservas, incertidumbres y temores.

Esa persona es el juez Juan Pablo Gómez Fierro, titular del Juzgado Segundo de Distrito en Materia Administrativa Especializado en Competencia Económica, Radiodifusión y Telecomunicaciones quien, mirando únicamente a la estricta observancia del Derecho y a la correcta impartición de la justicia, en sólo unos días ha otorgado suspensiones definitivas contra las reformas eléctrica, de hidrocarburos y el padrón de usuarios de telefonía móvil.

Estas, aprobadas por el Congreso Federal, “sin cambiarles una sola coma”, en una nueva “práctica”, debieron ser estudiadas y votadas conforme al interés y al bien común. Pero como los representantes populares, sumisos y obedientes no lo hicieron así, la opinión jurídica del juez Gómez Fierro las detuvo, pese a ser parte del alma legislativa de la Cuarta Transformación.

Lo que el impartidor de justicia hizo, fue el trabajo que debieron haber hecho los legisladores, quienes supuestamente encarnan la Soberanía Popular y por cuya sola condición están obligados a ver por sus representados. Mas como ellos, puestos y dispuestos a atender todas las indicaciones de otra “potestad”, así sean perjudiciales para la mayoría, él evitó que se consumara un atentado a los principios que entraña al interés colectivo.

Absorbidos y/o entregados los demás Poderes al Ejecutivo, el juez Juan Pablo Gómez Fierro es, por el momento, la única salvaguarda que tiene la sociedad frente a una gran parte del poder constituido legalmente, sobre todo el que se halla en el cenit, que no está totalmente con ella.

Su desempeño a favor de la justicia, que, como dijo Cicerón, no espera ningún premio, sino que se la acepta por ella misma, igual que todas las demás virtudes, no gusta al poder, pero es absolutamente incuestionable.

Incluso, la Suprema Corte avaló sus decisiones al afirmar que el Consejo de la Judicatura Federal no ha encontrado nada irregular en su actuación y que seguirá garantizando su autonomía.

La forma como el juez Juan Pablo Gómez Fierro ha resuelto sobre las principales reformas propuestas por el gobierno, tiene una explicación inusual y rara: el rigor de la ley, un celoso apego a la honestidad, la incorruptibilidad y la firme determinación por cambiar para mejor.

Esas herramientas y cualidades son las que han permitido a Gómez Fierro contravenir acciones y decisiones que muy seguramente otros habrían avalado ciega y obsequiosamente, como ha sido costumbre en tantos por décadas.

Al romper con esas prácticas, sabe que no tiene debilidades ni vulnerabilidades, sino conciencia y deber ético que, en el cumplimiento cabal de sus funciones, sin miedo a las críticas, presiones o amenazas, lo convierten en una excepción.

Sotto Voce…

Si el Instituto Federal de Telecomunicaciones interpone una controversia constitucional contra el padrón de usuarios de telefonía móvil, es para que en los datos biométricos sólo se incluyan huellas dactilares, y se excluyan iris y rostro… La candidata de Morena a la alcaldía de Ixtapa-Zihuatanejo, Maricarmen Cabrera, acusa de agresiones y amenazas al gobernador Héctor Astudillo y al munícipe, Jorge Sánchez, y los hace responsables de lo que les pase a su familia y a ella… Tal como lo consignó ayer este diario en Bajo Reserva, sería muy delicado tratar de amordazar a los medios electrónicos con la reinstalación de la figura de los “defensores de audiencias”. Cualquier intento por coartar la Libertad de Expresión, es injustificable e inadmisible, sobre todo en un régimen democrático.

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