¿Se ha preguntado cuánto han impactado las nuevas tecnologías, internet y redes sociales en su vida? Reconocerá tal vez que diariamente vivimos en función de ellas, sea por trabajo o mera comunicación y, que otros dependemos al 100% de internet para todo. Cuando surgió la web, todos esperábamos una mayor y/o mejor comunicación, pero nos vimos envueltos en un mundo autorreferencial y narcisista donde cada quien organiza su mundo virtual —que en gran medida escapa de la sociedad real— creando referentes entre similares sin voltear a ver a los otros, remarcándonos las brechas generacionales.

Actualmente vivimos una reformulación de la comunicación en nuestra vida y nuestro entorno: la forma de comunicar nuestra cultura, tradiciones pero también la interacción. Todo en la red tiende a la comercialización y nada es gratis. Facebook, Twitter y todas las redes sociales captan de nuestros mensajes gustos, inquietudes, tendencias, fobias para enviarnos publicidad personalizada, sin importar el derecho a la privacidad. ¿Que en dónde queda? Seguramente es el precio a pagar por utilizar estas útiles herramientas.

En un experimento realizado en junio de 2014, Facebook manipuló información en los canales de noticias recibidas por 700,000 usuarios, lo que concluyó en que podía alterarles el estado emocional, demostrando que si esta herramienta alterara las noticias, afectaría seguramente el resultado de una elección. A ese tamaño se han proyectado las “benditas redes sociales” así calificadas por el presidente López Obrador.

Magnates de medios de comunicación han afectado resultados electorales mediante la publicación, a última hora, de información alarmista. ¿Puede usted imaginar el poder que tendría, en una campaña electoral, un Facebook desregulado, con datos masivos sobre gran parte del electorado, y el control de los algoritmos que determinan lo que este electorado ve en su abastecedor de noticias? El Triunfo de Donald Trump es ejemplo. ¿Será el único?

Poco nos detenemos a reflexionar, por ejemplo, que la web se inventó hace más de 40 años con los primeros experimentos de ARPANET y que desarrolló Tim John Berners-Lee cuando de junio a diciembre de 1980 trabajaba en la Organización Europea para la Investigación Nuclear, CERN, para ayudar a los científicos a comunicar resultados y compartir datos más rápido. Hoy, diariamente se envían más de 100 mil millones de correos electrónicos; y cada día se publican más de 500 millones de tuits.

La televisión tardó 13 años en expandirse y el radio 18, pero a internet sólo le bastaron 4 años y, según www.cosaspracticas.laprovincia.es, los usuarios ocupamos el 49% de la web y los bots llenan el 51% restante. Groenlandia sigue siendo la mayor población conectada, donde el 92% de los que viven allí tienen conexión a internet. Los expertos consideran que en los próximos años la publicidad en internet podría alcanzar los 239 billones de dólares.

Hoy día, China tiene un campamento de tratamiento para adictos a internet, donde según su director Tao Ran (psiquiatra y coronel del Ejército Popular de Liberación), 40% ingresó por trastornos de hiperactividad, déficit de atención y tendencia a agredir a sus padres.

La insurrección de los chalecos amarillos en Francia fue posible gracias a Facebook, al juntar a cientos de miles de personas unidas contra el enemigo común: el sistema, que los ignoró y marginó. Es evidente que la robotización y la inteligencia artificial pondrán a más personas en los márgenes de la sociedad que la inmigración, con nuevos sacerdotes del sistema: técnicos que manejarán el mundo de la inteligencia artificial, afirma Roberto Savio, creador de Other News. Hoy, pasamos más tiempo navegando por la web a través de nuestros dispositivos móviles que en ordenadores de escritorio; y más de 3.7 billones de personas en el mundo usan internet, mientras que cada día cerca de 30 mil sitios son hackeados y se registran más de 100 mil nuevos dominios “.com” diario.

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