En los últimos 45 años ha habido ocho grandes reformas electorales en nuestro país, en 1977, 1986, 1989-90, 1993, 1994, 1996, 2007-2008 y la de 2014. De esas reformas siete corresponden a la época neoliberal, iniciada en México con el gobierno de Miguel de la Madrid, en 1982.

Así que, ver al actual órgano electoral como algo inamovible, que “no se toca” es un absurdo que va en contra de la historia reciente de México. Claro que los órganos electorales se tocan, se reforman, se transforman y eso no sólo en México sino en todos los países. De otra manera seguiríamos teniendo órganos electorales anacrónicos y totalmente obsoletos con la realidad contemporánea.

En los gobiernos neoliberales se modificó alegremente la constitución, nuestra ley máxima y nadie salió a vociferar que “la constitución no se toca”. En el gobierno de De la Madrid se reformaron 66 artículos constitucionales, en el gobierno de Salinas fueron 55, en el de Zedillo 78, en el de Fox 31, en el de Calderón 110 y con Peña Nieto 155. 429 artículos constitucionales reformados por los gobiernos neoliberales del PRI y del PAN y ahora esos mismos partidos ¿nos vienen a decir que “el INE no se toca”?

Así que ahora los que han tocado al INE en el pasado reciente salen a marchar ¿para que el INE “no se toque”? Es decir, ¿sólo ellos lo pueden tocar, tal y como lo hicieron en el pasado?

Es necesario recordar que ninguna institución es inamovible, las instituciones están en evolución permanente y el órgano electoral no tendría porque ser la excepción. En las democracias la mayoría manda.

Debemos recordar que el INE es producto de la reforma electoral de 2014 y que es producto de la transformación del desprestigiado Instituto Federal Electoral (IFE) gran cómplice de fraudes electorales, como el de las elecciones presidenciales de 2006, el fraude más documentado de la historia.

Y también hay que recordar que el IFE fue a su vez producto de la transformación de la también desprestigiada Comisión Federal Electoral (CFE) con la reforma electoral de 1986.

Estos ejemplos muestran claramente que los órganos electorales y nuestra constitución han sido “tocados” en el pasado. Es una muestra de cinismo que los “tocadores” de ayer hoy se quieran presentar como defensores de la inamovilidad de una institución como cualquier otra.

Ya es tiempo que la oposición eleve la calidad del debate y muestre sus verdaderas razones por las que se oponen a la actual propuesta de reforma electoral.


Académico de la UAQ. anbapu05@yahoo.com.mx

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