Gerardo Martino dirigirá esta noche su partido 17 como entrenador nacional. Llegará, si no existe una catástrofe en Toluca contra Bermudas, a 15 ganados. Solamente un empate y una derrota. De estos duelos, no enfrentó más que a rivales de la Conmebol y Concacaf. De Sudamérica fueron cinco y cuatro los ganó (Chile, Paraguay, Venezuela, Ecuador), perdió uno (Argentina), la peor noche del argentino, pero fue mucho peor para Carlos Salcedo.

Contra rivales de su área sólo una igualada (Costa Rica); los demás, ganados (Cuba, Canadá, Martinica, Haití, Trinidad y Tobago, y dos veces Panamá, Bermudas y Estados Unidos). Un positivo balance que tal vez arroje números espectaculares, pero que definitivamente no muestra episodios oscuros que ha podido sortear exitosamente.

Desde el reto de Jesús Manuel Corona para los primeros partidos, pasando por la situación también extrema de Héctor Herrera y la indisciplina en Morristown en la última gira de amistosos. Disciplinariamente, ha sido claro con los futbolistas y —quienes entendieron— llegarán a Qatar. A otros no los volveremos a ver ni en 2020, cuando inicien las giras en febrero, primeramente en Las Vegas y después en la primera Fecha FIFA en Dallas y Atlanta, seguramente contra Holanda y Alemania.

También ha sido franco y honesto futbolísticamente. No se ha traicionado por intentar guardar un resultado y siempre ha jugado con el mismo esquema y privilegiando la salida desde el fondo, tocando el balón. El 4-3-3 se adapta cada vez más al futbolista mexicano. Ha puesto a los jugadores en su sitio y todo marcha correctamente.

Ha sido claro con el entorno, aceptó que los futbolistas negociaran las primas (ocho mil dólares por partido para cada jugador), entendió el motor publicitario que hace mover la maquinaria de la Selección, sin caer en protagonismos burdos. En pocas palabras, ha sido un año redondo para Tata Martino y, sobre todo, para la Selección Nacional. Hoy no hay opositores al proyecto.

Pasará a la historia como el entrenador que se atrevió a dejar a Javier Hernández fuera o en la banca, porque públicamente ha reiterado hasta el cansancio que su centro delantero es Raúl Jiménez. Ahora bien, todo este camino sin tropiezos seguramente continuará en 2020, porque no hay nada —hasta el momento— que pueda entorpecer seguir sumando victorias.

No hay torneo oficial de importancia en el verano, a menos que cierren la participación en la Copa América compartida en Colombia y Argentina, y aunque iniciará la eliminatoria sobre el final del próximo año, no hay nivel en el área para poder perder el sueño.

¿Qué viene después del partido de hoy?
—Cinco partidos amistosos en Estados Unidos, vía SUM.
—Un encuentro contra Estados Unidos.
—Final Four en la Liga de Naciones (dos partidos).
—Eliminatoria rumbo a Qatar 2022 (cuatro partidos).

A diferencia de su antecesor, criticado, vapuleado y minimizado, hoy en el futbol mexicano hay “Martinismo”. Su primer año fue el que todos desean tener.

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