Ante la coyuntura que los periódicos impresos mexicanos enfrentan desde ahora y que se profundizará en el transcurso de 2019, de tener que competir con la información gratuita que circula en internet, de ver reducidos sus ingresos por publicidad y de enfrentar nuevas reglas de contratación publicitaria del gobierno federal, se observan los primeros ajustes en sus redacciones.

En Grupo Imagen, propietario del periódico Excélsior y de estaciones radiofónicas que llevan ese nombre, en días pasados se implementó el despido de personal de todas sus áreas; en los talleres, en la redacción, mandos medios y en las estaciones radiofónicas.

El recorte de personal inició en junio de 2018; hubo otro ajuste en octubre y otro más en diciembre.

Similar situación se ha vivido en Grupo Milenio. En esta casa editorial igualmente se despidió personal de diversas áreas y niveles: directivos, editores de secciones, personal administrativo y reporteros.

Otro de los impresos en los que también se han reportado recortes de personal es en Grupo Reforma, en el que se destaca la salida de tres de sus principales editorialistas (José Woldenberg Karakovsky, Lorenzo Mayer y Sergio Segura).

La “guerra” del internet. Los periódicos impresos enfrentan el principal reto en su larga historia, que es adecuarse a los nuevos tiempos informativos que comienzan a ser dominados por el internet.

Este canal de comunicación, con sus derivaciones y variaciones como las redes sociales, ha provocado la modificación en los hábitos informativos de los mexicanos, pues poco a poco crece la preferencia por las redes sociales por encima de la compra del periódico, para conocer las noticias del día.

Baste referir que al cierre de 2018, 48.5% de quienes acostumbran leer un periódico, lo hacen en formato digital, contra 40.8% que continúa haciéndolo en formato impreso, de acuerdo con el Departamento de Investigación de Merca2.0. La misma fuente refiere que solo 18.5% informativos en México, cuenta con suscripción a un periódico impreso.

Si bien es cierto que las cifras son cada vez menos halagüeñas para el diarismo impreso, también es cierto que no ha muerto ni tiene esta perspectiva en lo inmediato, pero sí se enfrenta a la necesidad de renovarse o ajustarse a los nuevos tiempos.

Por eso es que la mayoría de ellos, notoriamente desde 2016, optó por utilizar plataformas de internet (preferentemente el Facebook) para contar con mayor cantidad de lectores y, por consecuencia, mayor impacto en la comunidad.

Este “abordaje” solventó uno de los principales retos del periodismo tradicional, pero dejó sin cubrir un boquete que aún no es posible llenar: la comercialización en esos periódicos digitales.

Como la gente en general cada vez compra menos medios impresos, los anunciantes cada vez menos optan por estos medios para difundir sus productos. Sin embargo, el ciclo no se ha completado pues la comercialización efectiva no ha migrado al ámbito digital con tanta eficacia como lo ha hecho la difusión de las noticias.

La nueva política. A estos dos aspectos hay que agregar un tercer factor: los nuevos criterios para la contratación de espacios publicitarios en los medios de comunicación por parte del naciente gobierno federal. Ahora, en el caso de los medios impresos, el criterio central se sustentará de acuerdo al tiraje y al número de lectores, lo que implicará contar con certificación real de ambos elementos.

Estos tres elementos conducen a los medios impresos a una urgente y necesaria reconversión que implica: fortalecimiento digital, reducción de sus redacciones, mejores profesionales del periodismo, la elevación de la calidad informativa, nuevas fórmulas de comercialización de espacios publicitarios y la conquista de más y mejores lectores.

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