El presidente de México decidió hacer un experimento en la figura de un hombre al que ha demostrado que le tiene confianza y aprecio: el presidente de la Suprema Corte de Justicia. Andrés Manuel López Obrador está tentando las aguas de la extensión ilegal del mandato. Que el presidente de uno de los tres Poderes de la Unión alargue su administración, sin pasar por la elección formal.

Un senador cualquiera -en este caso un donnadie llamado Raúl Bolaños, un priista convertido en Verde, al servicio de Morena- presenta por debajo del agua una iniciativa para decir que el presidente del Poder Judicial (el ministro Arturo Zaldívar) está encabezando una gran reforma, que la pandemia vino a truncar; por ello, en vez de que se quede cuatro años en el cargo, tal como fue electo, debe permanecer dos años extra. Lo aprueba la mayoría de Morena con algunas comparsas opositoras.

Ejecutado el arriesgado lance, ¿quién dice que no pueden hacer la misma operación política para favorecer con una extensión de mandato al presidente de otro de los tres Poderes de la Unión, digamos, al Ejecutivo (López Obrador)?

Porque él también dice que está encabezando una gran transformación, una gran reforma nacional, y cómo negar que la pandemia ha dado al traste con su gobierno.

Debo admitir que en los distintos espacios periodísticos en los que participo, siempre he opinado que el presidente López Obrador no se va a reelegir. Desde hace años he pensado que esa es una línea que no va a cruzar. Tras este experimento, tras los desplantes autoritarios que ha tenido en el poder, tras atestiguar cómo se ha extraviado de sus convicciones hasta convertirse en el presidente que dijo que nunca iba a ser, ya estoy dudando.

SACIAMORBOS

1.- Es tan flagrante la violación a la Constitución que implica extender por votación del Congreso el mandato del presidente de la Corte, que uno pensaría que este asunto será desechado por la propia Corte. No es tan automático. Hay que recordar el episodio de la consulta sobre enjuiciar a expresidentes. Parecía obvio que la Corte rechazaría someter a votación si se aplicaba la ley. Pero una Corte obradorista no se atrevió a la contundencia: optó por darle por su lado al presidente López Obrador, validó la consulta, pero configuró una pregunta inentendible que desinfló —al menos hasta ahora— el asunto.

2.- ¿Por qué el silencio del ministro Zaldívar?, pregunto en la Suprema Corte. Me responden que de aprobarse el transitorio en la Cámara de Diputados, lo más seguro es que se impugne mediante acción de inconstitucionalidad. Esto lo resolverá el pleno de la SCJN, por lo tanto, ningún ministro puede por el momento emitir opinión, sino hasta que se vote el asunto en sesión; de hacerlo, incurre en responsabilidad. Y citan el artículo 131 de la Ley Orgánica del Poder Judicial Federal: “Serán causas de responsabilidad para los servidores públicos del Poder Judicial de la Federación: (…) IX. Emitir opinión pública que implique prejuzgar sobre un asunto de su conocimiento”.

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