En el marco de la conmemoración del Día del Ejército Mexicano, este 19 de febrero, no queríamos dejar de refrescar la memoria reciente de la vulnerable situación en que nos dejaron administraciones federales anteriores a nuestras orgullosas, dignas, patriotas y leales instituciones castrenses nacionales.
Desde el año 2000 la Suprema Corte de Justicia de la Nación tuvo una jurisprudencia donde interpretó el artículo 129 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, señalando que la participación de las Fuerzas Armadas en auxilio de las autoridades civiles para actuar en materia de seguridad pública sí es constitucional.
¿Por qué entonces, tuvimos que esperar hasta que el actual Presidente de la República, Lic. Andrés Manuel López Obrador, presentara una propuesta que regulara y respaldara esta alternativa misión de nuestras fuerzas armadas, a través de la figura de la Guardia Nacional, prevista en la Constitución, pero nunca desarrollada?
La simpleza y falta de respeto con la que fueron tratados nuestro Ejército, Marina y Fuerza Aérea Mexicana desde aquella época, expuestos sin medida, sacados de sus cuarteles a discreción, todo sin el adecuado y/o mínimo manto legal que les arropara y les rigiera para realizar de la mejor manera su encomienda, había cobrado saldo negativo en unas de las instituciones con más prestigio que tiene nuestro país. Esto simplemente, no podía continuar así.
Ahora los partidos que tuvieron el poder en aquellos años se sorprenden y magnifican los yerros y defectos de las fuerzas armadas, que ellos mismos nunca supieron o quisieron enmendar con la ley en la mano; y los miden hoy con sobrado desdén, sobre la misión que les impusieron de manera desaseada en su momento, anteriores administraciones federales torcidas, sangrientas y corruptas.
Partidos de oposición que, en aquel debate, que se diera hace justamente un año al seno del Congreso de la Unión, también sabían que replegar a las Fuerzas Armadas sería tanto como abandonar a su suerte a muchas zonas del país azotadas por la inseguridad y la violencia, así como perder la posibilidad de formal coadyuvancia con el resto de las entidades Federativas.
Que las cosas siguieran igual, para que fallara el nuevo gobierno de la misma manera que fallaron ellos, parecía la consigna.
Hoy con claridad y serenidad de rumbo le expresamos a nuestras fuerzas armadas, quienes integramos la Cuarta Transformación de la vida pública del país, que no se encuentran solos y nunca volverán a estarlo.
Así, con especial sentimiento, recordamos en este aniversario del 19 de febrero de 1913, el origen y la imperiosa necesidad de una Fuerza Armada Mexicana que desconociera al usurpador y restableciera el orden constitucional perdido. Motivos tan vigentes hoy en día.
¡Muchas felicidades!, ¡Viva el Ejército Mexicano! El pueblo de México les agradece su noble labor.
Senador de Morena