Las redes sociales no sólo se han convertido en la nueva forma de acceder a información para millones de personas, también son una forma diferente de expresión al alcance de la mayoría. Los comentarios negativos y despiadadamente crueles que se comparten en redes sociales se han convertido en expresiones de la más terrible violencia. El ciberacoso y la violencia digital, pueden generar daños morales, psicológicos y económicos e incluso provocar ideaciones suicidas en la víctima y con ello, crear una forma de victimización relevante.

Hace unos días pudimos ser testigos de las agresiones de las que fue objeto una joven de 15 años. Un portal de Twitter, denominado Bunker Político, compartió, sin consentimiento, videos de la menor, lo que generó una enorme oleada de violencia contra la joven. Con el pretexto de “informar” desde el anonimato más cobarde, quien controla dicho portal puso en un grave riesgo a una niña. Utilizando la doble moral, cuestionó su comportamiento, como si tuviera algún derecho, y causó gran dolor a ella y a su familia.

Este caso, sin duda reprobable, dista mucho de ser el único o el más terrible. La violencia digital ha exhibido videos íntimos, distribuidos sin autorización y con el fin de lastimar.

El uso de contenido privado que se da para ganar seguidores y lucrar con la vergüenza ajena no es nuevo. El documental "El Hombre Más Odiado de Internet", que presenta la historia de Hunter Moore, nos muestra los extremos a los que han llegado personas que han hecho de la victimización en medios digitales, principalmente de las mujeres, un negocio. Este hombre creó una página de internet donde compartía fotografías explícitas de mujeres. Afortunadamente, y tras las denuncias de múltiples mujeres, se logró iniciar una investigación por parte del FBI. Moore se declaró culpable del delito de robo de identidad agravado. Fue sentenciado a 2 años y 6 meses de prisión y a pagar una multa de 2,000 dólares.

El comportamiento de Moore, no es único. Otros personajes han utilizado las imágenes de mujeres, muchas de ellas obtenidas sin permiso, para ganar adeptos en redes sociales y llamar la atención de patrocinadores.

Compartir información íntima sin permiso constituye un delito sancionado en el Código Penal del Estado de Querétaro.

Sin embargo, el anonimato que dan las redes sociales, al no exigir que las personas que manejan los portales se identifiquen, pone en cada vez más riesgo a las jóvenes sin que las instituciones de procuración de justicia puedan actuar para eliminar las publicaciones y detener al agresor.

Los casos de violencia digital van en aumento debido a las facilidades tecnológicas al alcance de todas las personas. De acuerdo con el INEGI, en México, el 77.9% de la población utilizó internet en cualquier dispositivo en los últimos tres meses y 9.7 millones de mujeres de 12 años y más, fueron víctimas de ciberacoso.

Agredir en redes sociales a mujeres jóvenes se ha convertido en el deporte favorito de los cobardes.

Titular de Aliadas Incidencia 
Estratégica e integrante de la 
Red Nacional de Alertistas. 
Twitter: @mcruzocampo 
FB: maricruz.ocampo

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