El primer debate político en la historia moderna en ser televisado fue en el año de 1960 entre el vicepresidente Richard Nixon y el demócrata John F. Kennedy en la ciudad de Chicago. De ahí, la influencia televisiva en las campañas políticas sería fundamental para los triunfos o derrotas, se acuña aquella frase de que las campañas no se ganan, se pierden. Quienes observaron el debate en aquella época se decantaron en las urnas por Kennedy; y quienes lo escucharon por radio, lo hicieron por la voz experimentada de Nixon, la cual contrastaba con la imagen de un Kennedy perfecta y naturalmente fotogénico. El televirus de la política —para decirlo de acuerdo con Sartori— a partir de ese momento sería cuestión cotidiana en las campañas electorales de las democracias contemporáneas.

En México, el primer ejercicio serio de debates tuvo verificativo en 1994, año convulso por el levantamiento zapatista y el magnicidio de Luis Donaldo Colosio, en aquella ocasión participaron un articulado y extraordinario orador, Diego Fernández de Cevallos; un técnico como Ernesto Zedillo y un experimentado, Cuauhtémoc Cárdenas. Las casas encuestadoras dieron por ganador a Diego, mientras que la elección la ganó Zedillo con un amplio margen.

En el 2000, el debate presidencial resultó un gran espectáculo entre Fox y Labastida, los improperios como lavestida y chaparrito, reconocidos por éste último, trascendieron al análisis político; Porfirio y Rincón Gallardo aportaron contenido sustancial, acto seguido, las televisoras convocaban a cuerpos de especialistas para debatir sobre el debate y comentar argumentalmente la viabilidad de las propuestas. Recuerdo a un Jorge Castañeda defendiendo entonces la postura del candidato opositor.

Por supuesto, la idea se adoptó fácilmente en los estados de la República. En Querétaro, recuerdo que en la UAQ debatieron Fernando Ortiz Arana y Francisco Garrido, ambos se adjudicaron la victoria en el debate, 2009 no fue la excepción, el actual gobernador debatió con Manuel González Valle de quien se decía tenía la preferencia electoral de dos a uno.

Hoy, además del debate oficial organizado por el IEEQ y los eventos institucionales en diferentes cámaras empresariales y profesionales, se suma un elemento adicional: la batalla en las redes sociales. Posicionamientos encontrados sin duda alguna. El debate del debate ya no está en unos cuantos gurús iluminados y pagados por el mejor postor, sino que realmente el ciudadano tiene elementos para compartir sus puntos de vista en una plataforma en la que nos expresamos libremente. Ahí me va a disculpar mi querido maestro Lachira, pero sus análisis y su visión está coptada y a favor de un partido y su candidato, es válido sí, aunque hubiera esperado más de él. Ya le falló al decir que Ricardo Anaya sería gobernador en 2015, así que también dudo de sus expectativas presentes.

Hemos presenciado y escuchado propuestas serias, articuladas, estudiadas de un solo candidato, mientras que los demás se dedican a demeritarlo y a realizar escándalo, no sabiendo que el escándalo en política per se tiene un efecto boomerang, la guerra sucia se regresa en automático y perjudica a quien la realiza.

En alguna ocasión, entrevisté al doctor Rodolfo L. Vigo, quien siempre ha pugnado por el establecimiento de la ética en cuestiones políticas y sus comentarios fueron verdaderos dardos envenenados: “ninguna causa o difamación basada en el escándalo tendrá efectos positivos”. Con el respeto debido, qué pena me causaron algunos comentarios de la y los candidatos que nos aspiran a gobernar. Y recordé la histórica frase de Eleanor Roosevelt: “Las grandes mentes hablan de proyectos, las medianas de hechos y las pequeñas de las personas”.

El debate del debate es claro y contundente, no entiendo por qué desgastarse tanto, cuando el ciudadano lo que quiere escuchar son propuestas, repele el ataque, la diatriba y la calumnia. Para todos es evidente quién y cómo lo ganó; quién es populista y qué propuestas son realmente las que necesita la ciudadanía. Espero no volver a escuchar frases lapidarias de “vete a cuidar puercos”, qué lamentable este tipo de insultos.

Doctor en derecho por la Universidad Panamericana y especialista en justicia electoral. @cdlocobos

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