Un mando de una de las policías municipales más relevantes en el Estado de México fue quien encontró y descubrió al Caníbal de Atizapán. Para evitar revictimizaciones, el nombre del elemento policiaco se reserva y nos referiremos a él como “el comandante”. Esta es la historia de quien, buscando a su esposa, encontró al que probablemente sea el mayor feminicida en la historia de México.

El 15 de mayo, el comandante tenía una noche sin saber de su esposa, Reyna “G”, y había levantado un reporte “Odisea” para la búsqueda de personasdesaparecidas.
Sabía que las primeras horas eran clave para resolver la desaparición y encontrarla con vida. Así que, en lugar de esperar las indagatorias de la Fiscalía mexiquense, asumió las investigaciones como había visto que se hacía en las películas. Desde el iPad de la familia, detectó vía “Find my iPhone” los últimos registros del celular de su esposa; dándose cuenta de que la app marcaba una zona del municipio de Atizapán, pidió apoyo a la policía de esta demarcación. Cortando la burocracia, varios elementos policiacos, en compañía del comandante, escudriñaron horas de videos del C4 para cruzar la ubicación de la app con videos e intentar dar con el paradero de la víctima. Tuvieron éxito. A las tres horas de iniciar la búsqueda, localizaron, en video, a la pareja del comandante y, para su sorpresa, ella avanzaba en una ruta que parecía llevarla a la casa de Andrés Mendoza, un amigo de la pareja que les ayudaba a comprar accesorios para teléfonos móviles. Sin embargo, las cámaras no registraron los últimos siete minutos del recorrido antes de llegar a la casa ubicada en la Colonia Lomas de San Miguel, por lo que decidieron acudir a esa dirección y preguntar sobre su paradero.

Una vez que arribaron, fueron recibidos por dos personas, quienes dijeron ser inquilinos. Estos condujeron a los policías al interior del predio con el propietario, el Sr. Mendoza, quien amenazó, a los policías, con cesarlos si no dejaban de ‘molestarlo’, debido a su relación con quien les dijo que sería el siguiente alcalde de Atizapán, el panista Pedro Rodríguez, del cual había una manta con propaganda en la parte superior de la vivienda.

Por cierto, Rodríguez ya había sido alcalde de esta demarcación (2013-2015) y, bajo su administración, se nombró al que hoy sabemos canibalizaba a sus víctimas como “presidente del Consejo de Participación Ciudadana San Miguel”, cargo con el que continuó hasta 2016 bajo la administración, también panista, de Ana Laura Balderas, y con el cual atrajo a mujeres que solicitaban su apoyo, para luego convertirse en víctimas.

Dado que iban acompañados por el comandante, los policías no se intimidaron y siguieron indagando, poniendo nervioso al propietario. En un giro sorpresivo, Andrés corrió hacia el interior del predio y trató de cerrar una puerta. Los policías lograron entrar a empujones y descubrieron “muerta y desmembrada” a la desaparecida, por lo que pidieron apoyo a más unidades. Lo que encontraron en ese momento fue grotesco e indescriptible.

Ya en la patrulla, Andrés, quien hoy sabemos que era un feminicida/caníbal, contó que los homicidios eran parte de un rito de santería. También que éstos iniciaron en 1994. En la casa del hoy detenido hay registro de haber matado, por lo menos, a 31 mujeres, y la lista sigue creciendo. Hasta en las macetas del exterior encontraron tierra con cal para disimular olores, y eso que falta revisar un par de predios en donde vivió anteriormente.

El caníbal, cuyo oficio en una época en su vida fue ser carnicero, tenía una lista detallada de muchas de sus víctimas. En esos listados se describía la fecha en que las mató, su peso global y por partes del cuerpo, entre otros datos escalofriantes.

Luego de 27 años de asesinatos, un comandante, en solitario, logró descubrir un horror. Muchos tuvieron enfrente al Caníbal, pero hoy sabemos que nadie investigó nada, pues las desaparecidas eran mujeres de escasos recursos. Hasta que le tocó a uno de ellos.

 Twitter: @JTejado

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