La profesora y crítica cultural Lucía Melgar ha escrito un texto formidable en la revista Nexos del presente mes. En su ensayo titulado Invisibles: Breve recorrido en busca de las ___ ausentes, ella documenta la escasa representación de las mujeres en diversas instancias científico-culturales del país como la Academia Mexicana de Ciencias, la Academia Mexicana de la Lengua y El Colegio Nacional, entre otras.

De los casos que ella menciona quizá el más sorprendente es el de El Colegio Nacional, una institución que fue creada por el Ejecutivo en 1943 y cuyo objetivo es el de “Honrar a un grupo de mexicanos eminentes que representen la sabiduría de la época a fin de alabar y enaltecer sus méritos y canalizar la riqueza de su conocimiento hacia sus conciudadanos…” La membresía a El Colegio Nacional es vitalicia y todos sus miembros reciben una remuneración por su participación en las labores institucionales.

El Colegio Nacional ha tenido un total de 95 miembros desde su fundación, 15 designados originalmente y 80 electos desde entonces. Los nuevos miembros son electos por votación de los miembros en activo. Los 15 primeros miembros fueron todos hombres, al igual que 77 de los 80 miembros electos. Esto implica que en más de 70 años de existencia apenas han sido electas tres mujeres. De hecho, durante más de 40 años no hubo ni una sola mujer y no fue sino hasta 1985 cuando ingresó la primera de ellas: la historiadora Beatriz Ramírez. A su muerte, en 2005, quedaron otra vez puros miembros varones. Quizá a raíz de eso finalmente en 2006-07 se aprobó la inclusión de otras dos mujeres: la psicóloga María Elena Medina-Mora y la arqueóloga Linda Manzanilla. Sin embargo, los ímpetus renovadores se terminaron pronto y a partir de 2007 sólo han vuelto a elegir a puros hombres. En la actualidad hay 34 miembros en activo y 6 lugares vacantes. Aún si todas las vacantes fuesen ocupadas por mujeres su representación apenas llegaría a 20% del total (8 de 40), es decir, una clara sub-representación de la contribución de las mujeres a la vida científico-cultural del país.

Es importante señalar que la pertenencia a El Colegio Nacional es al mismo tiempo una distinción en sí y la antesala a otros reconocimientos. Por ejemplo, de los 95 miembros que ha tenido El Colegio Nacional en toda su historia, 69 han sido distinguidos también con el Premio Nacional de Ciencias y Artes. La mayor parte de ellos (45) lo recibieron en forma posterior a su ingreso al Colegio Nacional (8 de los 15 miembros fundadores y 37 de los electos). En ese sentido, y considerando la estrecha relación que parece haber entre ambas distinciones, quizá se podría empezar por incluir en El Colegio Nacional a algunas de las muchas mujeres que ya se han hecho acreedoras al Premio Nacional de Ciencias y Artes. Esto incluye a escritoras como Elena Poniatowska y Margo Glantz, a la fotógrafa Graciela Iturbide, a la politóloga Soledad Loaeza, a la filósofa Juliana González, a las historiadoras Josefina Z. Vázquez y Pilar Gonzalbo y a la astrofísica Susana Lizano, entre otras. Es cierto que algunas de ellas ya exceden la edad límite establecida en los estatutos de El Colegio Nacional, pero este requisito no es infranqueable ya que los propios estatutos permiten dispensar este requisito si una mayoría calificada así lo aprueba.

Es indispensable que El Colegio Nacional y otras instancias académico-culturales del país modifiquen sus pautas de comportamiento que rayan en la misoginia institucional. Ya no puede ser que hombres sigan votando para que entren predominantemente otros hombres a dichas instituciones. Como bien señala Lucía Melgar: “Ni es justo ni legítimo que reciban presupuesto federal, reconocimiento social y aplauso público instituciones que ignoran o menosprecian a muchas creadoras, pensadoras y científicas valiosas y así contribuyen a hacer invisibles las aportaciones de las mujeres a la cultura y al saber.” También podría recordarse lo que dijera Alejandro Gómez Arias el día de la inauguración de la institución: “El Colegio Nacional sobrevivirá porque no es un grupo cerrado de hombres…” Es hora de honrar ese postulado.

Economista.

@esquivelgerardo gesquive@colmex.mx

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