Cuando escuchamos el término ciudadano republicano, quizá pensemos en los griegos o en los romanos, lo que a algunos hará que inmediatamente rechacen saber más de qué se trata este concepto porque les pueda generar algo de flojera la historia, pero en realidad se aplica a la actualidad, a México y a sus ciudadanos. ¿Qué estamos haciendo nosotros para transformar nuestra nación en la dirección que parece que todos queremos?

En estos días todo se centra en debates y discusiones acaloradas entre conservadores y liberales, fifís y chairos, gobierno y oposición. Parece que estamos perdiendo de vista lo esencial, el fondo, el por qué de los problemas que tenemos como nación. Por supuesto no todo es negativo, pero temas como la violencia, la corrupción y la perdida de valores cívicos echaron una raíz tan fuerte que no sólo debemos preguntarnos qué persona o qué partido ganará la presidencia, las gubernaturas, las alcaldías o la mayoría en el congreso, sino que es más trascendente cuestionarnos si habrá una transformación en los ciudadanos, sus hábitos y su actitud hacia la transformación que todos decimos querer, hacia el republicanismo, que nos ayude a distinguir entre lo privado y lo público, entendiendo que lo segundo también es importante.

El prestigiado abogado y activista Ulrich Richter, presentó recientemente su quinto libro El Ciudadano Republicano y La Cuarta Transformación, prologado por el empresario Marcos Fastlicht, en el que enfatiza “que el ciudadano es el actor principal de la política, sea quien sea el líder político, el mandatario o presidente en turno”. Las expectativas de los electores, al menos desde el 2000 hasta la fecha, han estado puestas al cien por ciento en los líderes políticos, muchos que han prometido acabar con malas prácticas, reformar instituciones, consolidar el estado de derecho e impulsar el crecimiento económico, sin que a la par se visualice en los ciudadanos mexicanos actitudes de cambio.

La sociedad en México se ha vuelto consciente de sus derechos y los exige, pero no pasa lo mismo con sus obligaciones más sencillas como habitantes, como parte de una sociedad y de un espacio físico. La casa de muchos parece ser de su puerta hacia adentro, todo lo demás es ajeno, por lo que no es mi problema ni estoy comprometido con las soluciones.

Para Richter Morales el problema de México es el déficit de ciudadanos, definiéndolo como aquel que respeta las reglas de convivencia. En momentos donde casi todos, medios, analistas, políticos, partidos, voltean a ver a los gobiernos como culpables de todo, Richter voltea al ciudadano y apela al desarrollo y descubrimiento de las virtudes republicanas para transformar a nuestro país, independientemente de quién gobierne, así como ha reestablecer la educación cívica de manera oficial, proponiendo un programa concreto y detallado para hacerlo en las escuelas del país.

Así mismo promueve la participación ciudadana por varias vías, una de ellas la eminentemente política, transitando de la democracia representativa, donde sólo votan nuestros representantes en los temas transcendentales, a la democracia participativa, donde nos involucramos todos, esta última sin duda parte de la visión política del Presidente López Obrador y que Ulrich Richter enfatiza como parte de esa transformación necesaria. Para este propósito se suman al plebiscito, referéndum y a la iniciativa ciudadana, figuras como la consulta popular que hoy ya es un derecho pero es nugatorio por lo complejo de sus requisitos y la revocación del mandato que esta semana fue aprobada en el Congreso y que cambiará radicalmente la forma de gobernar y la vinculación entre gobernante y gobernados. Para bien o para mal lo sabremos muy pronto.

El gobierno por su parte jamás podrá deslindarse de darnos lo que es inherente al Estado, la justicia y la seguridad, debiendo además basarse en el interés común y no en el personal para que haya república. Como propone “El Ciudadano Republicano y la Cuarta Transformación”, hora de invertir en hacer y hacernos ciudadanos republicanos, es la reforma estructural pendiente como la gran alternativa para darle vuelta a los problemas de fondo en México.

Abogado con maestría en Políticas Públicas. @maximilianogp

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