Como todas las mañanas al despertar, antier Donald Trump tuiteó. Hasta ahí no hay noticia. El asunto es que decidió abordar el tema de los tratados comerciales de su país. Y lo hizo cuando se sabía que faltaban dos días para la primera reunión personal que tendrá con el presidente Peña. Eso sí desata miedos.


Sobre todo porque está fresca en la memoria la ocasión en que inició el día con el mismo ímpetu, puso en la mira al TLC, lo difamó en Twitter, disparó con ello la cotización peso-dólar en cuestión de minutos, encendió la alerta máxima en el gobierno federal mexicano y el asunto logró contenerse después de que hablaron por teléfono los presidentes Peña Nieto y Trump.


“Estados Unidos hizo algunos de los peores tratados comerciales en la historia del mundo. ¿Por qué deberíamos continuar con estos tratados con países que no nos ayudan?”. Así arrancó Trump el miércoles. Tensión. Pero luego puso: “El comercio entre China y Corea del Norte creció casi 40% en el primer trimestre. Hasta ahí llegó la cooperación de China con nosotros, pero teníamos que intentarlo”. Fiuf. Era China quien amaneció en su mira.


Trump también se va a reunir con su par chino aprovechando el encuentro del G-20 en Alemania. La última vez que se vieron, cuando invitó a Xi Jinping a su residencia de Mar-a-Lago, fue una luna de miel. Sorpresiva, sobre todo porque, como México, China había sido uno de los villanos favoritos del mandatario estadounidense.


El tuiteo del miércoles asoma la posibilidad de que esa luna de miel China-Estados Unidos haya concluido. Y quizá sea buena noticia para México. O por lo menos así se está leyendo en sectores oficiales y empresariales, frente a la renegociación del TLC que debe arrancar el próximo mes.


La lógica es la siguiente: China usa el TLCAN como puerta de atrás para entrar a Estados Unidos al enviar a México componentes para productos que luego México exporta a Estados Unidos. Un enfriamiento político entre los gobiernos de Trump y Xi puede generar una mejor y más rápida renegociación del TLCAN entre México y La Unión Americana.


A México le ha dejado claro Estados Unidos que pondrá sobre la mesa el tema de las reglas de origen: que haya un porcentaje menor de componentes chinos en los productos mexicanos que exporta nuestro país.


A las empresas de México puede convenirles eso si en la renegociación se logra que las nuevas reglas no entren en vigor de inmediato, sino que México tenga tiempo para mudarse de tener muchas industrias meramente maquiladoras, a un escenario de exportaciones con mayor contenido y valor agregado nacionales. Si las nuevas reglas de menos contenido chino entran en vigor de inmediato, subirán los precios de productos mexicanos que compra el consumidor estadounidense (porque dejarán de hacerse con baratísimos componentes chinos), así que la superpotencia también tiene incentivos alineados para una transición suave.


Habrá que leer bien a Trump y Xi este fin de semana para saber si se acabó la luna de miel de Mar-a-Lago o si el tuit del miércoles fue sólo un exabrupto mañanero.

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