Comentamos a principio de este año que había una coincidencia entre los gobernadores: “La inequidad en la distribución de los recursos fiscales de la Federación para estados y municipios, hoy más que nunca, se hace presente, es mucho lo que la Federación se lleva y es muy poco lo que nos regresan”.

A mediados del año en curso, comenzó una nueva historia: alianzas entre gobernantes. El incremento de la inseguridad en el noreste de México, unió a los gobernadores de Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas y firmaron un acuerdo para atender el problema de manera coordinada y sin restricciones geográficas. Después, el tema fue Salud y crearon un frente anticovid-19. Desde el cual insistieron en que se creara a nivel federal una bolsa extraordinaria para enfrentar la pandemia pues la Federación no los apoyaba.

Posteriormente el grupo creció, se unieron los mandatarios de Durango, Michoacán, Jalisco, Colima, Guanajuato, Chihuahua y Aguascalientes, y crearon la llamada Alianza Federalista. Y en septiembre anunciaron su salida en bloque de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago). Se convirtió en un grupo político con diversidad de ideologías, que dirigió sus esfuerzos al tema económico, en general, y al pacto fiscal, en específico.

Los gobernadores exigieron la revisión del citado pacto y el Presidente fue enfático: “No habrá más recursos”; días después se anunció la propuesta del presupuesto federal de egresos para el 2021 y del dicho se pasó al hecho, al presentarse recortes considerables para estas entidades.

Ahora, los gobernadores que ahora están agrupados en la Alianza Federalista, protestan, ya hay más mandatarios estatales, tanto del PRI como del PAN que buscan, si no sumarse a la Alianza Federalista, si interponer diversos recursos para que “les regresen lo que les pertenece por la generación de ingresos que surgen en sus Estados”, sobre todo por la limitación de recursos presupuestales.

En un comunicado fijan su posicionamiento, solicitan establecer un diálogo “que nos permita construir acuerdos con el Gobierno de la República, pero también para mandar un mensaje contundente de que no estamos dispuestos a tolerar más abusos… Como estados libres y soberanos defenderemos nuestra dignidad ante el demérito, ataque y confiscación de lo que nos pertenece…”. Esta postura se traduce en la necesidad de modificar el agotado pacto fiscal, y crear uno nuevo a partir del consenso: buscar una mejor distribución de los recursos a los estados.

Para algunas entidades federativas es injusto el pacto fiscal y es urgente la revisión, si no hace así, los estados, que están aportando más a la economía tomarán una decisión política. Estas entidades federativas que están creando oportunidades económicas plantearon la posibilidad de salirse del acuerdo fiscal. Mandan un mensaje inicial de revisión del pacto fiscal, “sino hay voluntad de la Federación, se acogerán a la ruta legal para abandonar el pacto federal”.

El Ejecutivo Federal, al manifestar “no hay materia” “no hay ninguna posibilidad de que se rompa el pacto federal” porque requiere una reforma constitucional, está “equivocando” el discurso.

La declaración de la Alianza se refiere, por ahora, a la salida del Convenio de Coordinación Fiscal. Es necesario poner fin al centralismo fiscal, para formar parte de una verdadera distribución de los ingresos tributarios, con la participación de municipios y entidades federativas, Esto significa actualizar el anticuado Sistema de Coordinación Fiscal.

Como se aprecia, el Presidente se equivoca. Se equivoca cuando utiliza el poder que le ha sido conferido temporalmente en contra de quienes piensan u opinan diferente, cuando desvirtúa e inventa una realidad acorde a su propia versión de los hechos. Una versión, la mayoría de las veces, equivocada.

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