Una de las propuestas claras del candidato López es decretar amnistía a los delincuentes, ésta parecía más una ocurrencia que una propuesta seria de campaña; sin embargo, en días pasados esta idea pasó de sonar descabellada a peligrosa al enterarnos que dos candidatos de Morena fueron detenidos por estar relacionados con la delincuencia organizada.

El primero, Manuel Rodríguez, candidato a la alcaldía de Río Lagartos, Yucatán, detenido por portar un arma de fuego y 2 millones de pesos en efectivo los cuales fue incapaz de comprobar; y el segundo, Camilo Martínez, aspirante a la alcaldía de Reynosa, Tamaulipas, detenido por vínculos con el Cártel del Golfo.

Para nadie es sorpresa el estrecho vínculo entre la delincuencia organizada y Morena, muestra de ello son los candidaturas y militancia de algunos impresentables como Napoleón Gómez Urrutia, Elba Esther Gordillo, René Bejarano, Néstora Salgado entre otros.

Acabar con la corrupción es un proceso multifactorial, sistemático, que requiere creación de instituciones sólidas que estén por encima de quien las maneje, de buenas políticas públicas y la aplicación efectiva de la ley. En cambio, el principal argumento de López, es pensar que si él no es corrupto, los demás políticos y gobernantes tampoco lo serán, no sólo es absurdo y demagógico sino que exhibe una vez más su inconsistencia sobre lo que piensa y actúa; ahí están los nuevos ejemplos de Yucatán y Tamaulipas, pero podríamos sumarle a Gustavo Ponce, René Bejarano, Eva Cadena, entre otros para certificar que efectivamente: el ejemplo no basta.

La honestidad valiente se ha convertido en una tapadera de corrupción cobarde, que además convoca a la violencia, que tanto duele y afecta a todos los mexicanos. En nuestras manos está el sumar esfuerzos y evitar que este cártel de gente sin escrúpulos ni convicciones llegue a gobernar el país, el Cártel de López.

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