Este domingo comenzó una nueva historia. La oportunidad de construir algo diferente e innovador. De apostar por un cambio y mejores condiciones para Querétaro.

Hoy más que nunca debemos hacer un acto de reflexión y tomar decisiones valientes.

¿O queremos continuar en las mismas condiciones, con gobiernos distantes e indiferentes que viven de la percepción y las apariencias, o queremos un gobierno real y cercano a las personas, que de verdad atienda las necesidades de la población?

En este proceso electoral no solo está en juego la renovación de los cargos públicos, sino proyectos diferentes de gobierno y de visión a futuro.

Por un lado, aquellos que apuestan a la continuidad y las mismas prácticas, por otro, los radicales que desean mandar “todo a la basura” para supuestamente impulsar una transformación que no tiene pies ni cabeza; en medio, el proyecto que yo represento, que se destaca por la propuesta y los equilibrios, que plantea el respeto a las instituciones y la democracia, pero que está decidido a cambiar lo que es necesario.

En las calles, durante mis recorridos, siento y palpo de primera mano las necesidades de la gente, sus angustias y preocupaciones. Con la pandemia y la mala administración, la crisis económica se ha agudizado. Miles de personas perdieron sus empleos, cerraron definitivamente sus negocios o perdieron su patrimonio. El crecimiento está detenido y estancado, sin salida ni solución.

A la par está la crisis sanitaria, con fuertes problemas en la logística para la aplicación de las vacunas y el creciente número de casos positivos y fallecidos. El sector salud está rebasado y no se ven acciones concretas para “apuntalarlo”.

Por otro lado, la seguridad sigue siendo uno de los grandes pendientes en la agenda nacional y local. Hay que ser honestos, las estrategias que se han impulsado solo han administrado el problema, no lo han solucionado.

La guardia nacional no ha dado los resultados esperados y a nivel local, se vive una falsa ilusión de seguridad. La gente lo dice abierta y claramente, la seguridad en Querétaro no es la misma de hace 5 años.

De la mano con ello, está la violencia de género que ha incrementado excesivamente. Y no es porque haya surgido de unos años para acá, sino porque hasta ahora se ha visibilizado. Es fácil para muchos salir y supuestamente respaldar a las mujeres, diciendo que las respetan y que “nunca” les harían daño; cuando han sido omisos y han guardado silencio durante años ante la violencia y la desigualdad que las embarga. El silencio y la omisión también son violencia.

Otro gran pendiente es la movilidad y, en particular, la mejora al transporte público. Esta ha sido una de las más grandes promesas incumplidas. Hoy debemos migrar a otras formas de transporte que contaminen menos y logren reducir los tiempos de traslado. Que la gente se mueva de manera ágil, segura y digna, con paz y tranquilidad. Si le seguimos apostando al transporte privado, nada cambiará.

Y así como estos, hay cientos de temas y problemas que merecen atención y pronta respuesta.

Por ello, estoy convencida que la oportunidad para el cambio es irrepetible. Es momento de que las y los queretanos reflexionemos sobre nuestro destino y afrontemos éstos y más retos con decisión y valentía. Que apostemos por la alternancia y nuevas ideas.

Que apostemos, por el CAMBIO VALIENTE.

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