El clima es algo esencial para nuestra vida. Está conformado por una serie de elementos como son la temperatura, presión, humedad, dirección e intensidad de los vientos y la lluvia; depende de factores como son la ubicación geográfica: latitud, longitud, altitud, cercanía al mar, la orientación del relieve terrestre, dirección de los vientos, las corrientes marinas, entre otros. Aunque existen patrones de comportamiento relativamente regulares sobre estos parámetros, que incluso son empleados para tratar de predecir su comportamiento en el futuro, es evidente que existen variaciones que en ocasiones ocurren de manera muy extrema y a diferentes escalas tanto en el tiempo como en el espacio. El cambio climático es un factor que afecta la actividad humana y su desarrollo futuro en la Tierra, pero ¿solamente el hombre es responsable de dicho cambio, o por el contrario, éstos han ocurrido a lo largo de su larga evolución, aún sin la presencia del hombre? La pregunta ha sido ampliamente debatida en los últimos años, y aunque no se ha logrado un convencimiento completo al respecto, se ha llegado a consensos mundiales sobre los efectos antropogénicos en el calentamiento global, los cuales han motivado el establecimiento de acuerdos mundiales como el famoso Pacto de Kyoto que tiene como propósito el reducir la producción de gases contaminantes que favorezcan los efectos de invernadero. A pesar de haberse firmado por más de 180 países, éste Pacto no ha sido ratificado por los Estados Unidos, que cabe destacar que es el mayor productor de gases contaminantes. Al revisar los registros geológicos que existen en el pasado sobre las variaciones climáticas, se encuentran evidencias de que el CO2 ha tenido variaciones importantes en el pasado, que han sido responsables de varias extinciones masivas de especies en diferentes épocas. La actividad volcánica extrema y la aparición de grandes meteoritos han causado también modificaciones climáticas drásticas que han dado lugar al calentamiento global de esa época, llevando a nuevas extinciones de especies, como por ejemplo, la más famosa ocurrida hace 65 millones de años, a la cual se atribuye la desaparición de los dinosaurios. Esta información sobre las fluctuaciones climáticas del pasado nos hace reflexionar que si bien el cambio climático ha existido siempre a lo largo de la historia de la Tierra porque ha sido el resultado de su evolución misma, también es evidente que el acelerado crecimiento industrial y la incontrolada explosión demográfica que sigue avanzando están causando un acentuado deterioro del planeta, que se manifiesta no sólo en el cambio climático, sino en todos los elementos asociados al mismo de alguna manera, como son el abastecimiento de agua, la acelerada desforestación aunada a la continua desertificación de la tierra, los cambio drásticos de patrones meteorológicos que cada vez son más frecuentes e impredecibles, entre otros. Las pérdidas económicas y sociales ligadas al cambio climático son cada vez más preocupantes, ya que eventos extraordinarios como por ejemplo las tormentas extremas de nieve e inundaciones en Europa, Asia y Norteamérica, ocurridas hace apenas unos meses. El panorama a futuro no se ve promisorio, por el contrario, parece algo apocalíptico como lo muestran algunas películas de ficción. Mientras no se acepte que el cambio climático no es sólo un resultado de la naturaleza, sino que el hombre mismo tiene cada vez un papel más protagónico y una contribución importante en los procesos de degradación del planeta, será sumamente difícil crear conciencia y promover un cambio en las políticas energéticas y de desarrollo industrial que se dirijan a reducir el uso de hidrocarburos y carbón como suministros energéticos primordiales. No se pretende que las nuevas energías alternativas verdes como la eólica, solar y geotérmica reemplacen a esos elementos, pero sí que permitan diversificar las opciones energéticas y reduzcan la dependencia que actualmente se tiene del petróleo, como una medida de mitigación del cambio climático. *Director del Centro de Geociencias de la Universidad Nacional Autónoma de México, Campus Juriquilla.

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