Cuando todo el país está conectado al vendaval que ha desatado el caso Lozoya, que barre con una parte central de la clase política del PRI y del PAN, el Tribunal Electoral le da otro severo golpe a Morena.

Con una justicia a la carta, el Tribunal le sirvió la mesa a un grupo que pretende tomar el cuarto de máquinas morenista. De la mano de seis magistrados se violentaron las reglas y procedimientos democráticos de Morena. Se impuso una “encuesta abierta” para elegir a la presidencia y a la secretaría general, el resto del comité ejecutivo se puede elegir de otra forma. A esos magistrados que votaron una sentencia, que sería reprobada en cualquier clase de derecho electoral, no les tembló la mano para saltarse los estatutos legales, las condiciones de elegibilidad y los procedimientos democráticos del partido político. Ahora, le avientan al INE la pelota para que sea esa institución la que haga la encuesta, sin tener facultades. ¿Por qué una encuesta sólo para presidencia y Secretaría general? Es un misterio.

Hay una aplicación selectiva de la ley, dice el Tribunal que podrá participar cualquier candidato que cumpla con los requisitos, con “la excepción de ser consejero nacional”. Se quiere imponer la candidatura de Mario Delgado, que no cumple con los requisitos de elegibilidad, porque no es consejero nacional. Sólo les faltó decir que el apellido del candidato empiece con D y termine con O.

Escuché en un video a un grupo de diputados locales y federales de Morena, de Chihuahua, justificar el método de la encuesta abierta; realmente fue de pena, no sólo por las maniobras argumentales, sino por la ignorancia que expresaron esos representantes populares. Fue un autoengaño para disciplinarse a una decisión que violenta la democracia interna del partido.

Cuando no se valora al partido, se pueden repetir experiencias como la del PT en Brasil, que terminó en muy malas condiciones hasta que llegó al poder la extrema derecha. A este Tribunal Electoral no le importó la crisis de salud que afecta al país, quizá para ellos la Covid-19 es sólo una “gripita”, como dijo Bolsonaro.

¿Por qué hacer esta maniobra? Todo indica una conexión entre el Tribunal y una parte de la élite morenista, que operan como en el viejo régimen, porque de allá proceden. Pero el costo no lo pagará el Tribunal, sino Morena. El principal impugnador de los procedimientos democráticos ha sido el senador suplente de Ricardo Monreal, un tal Alejandro Rojas.

Se impone una encuesta telefónica para elegir a la dirección morenista. El partido contempla la técnica de encuesta sólo para elegir candidatos a puestos de elección popular. Hasta el propio AMLO dijo que esa figura estaba en los estatutos, con lo cual mostró ignorancia o simplemente mintió. El presidente de la República no valora las condiciones democráticas de su partido. Ningún sistema político elige a los dirigentes partidistas mediante una encuesta.

El Tribunal ordenó que la “encuesta abierta” será para “quienes autoadscriban como militantes y simpatizantes de Morena”. ¿Cómo van a identificar a los “simpatizantes”? Es una identidad pantanosa sin marco legal.

Es lamentable que una organización que pretendió ser diferente, sea sometida a una aberración jurídica y política para satisfacer a una élite que terminará por apoderarse del partido. AMLO está de acuerdo con esta maniobra, pero se equivoca. En México los derechos políticos y democráticos se pueden tirar por la borda con una facilidad asombrosa…

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