Hace siete días la Conagua y el gobierno de Texas advirtieron que venía un frente frío, el #35, que iba a ocasionar estragos en el sur de ese estado y en el norte de México.

A pesar de ello, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) no quiso o no pudo tomar las previsiones necesarias para asegurar que a millones de mexicanos no les faltara electricidad en días tan fríos. Se generaron apagones masivos en Nuevo León, Chihuahua, Tamaulipas, Sonora, Sinaloa y Coahuila.

Las afectaciones fueron desde la justicia federal en el norte del país, en donde se afectaron 12 de sus inmuebles, hasta a industrias de uso intensivo de electricidad, entre ellas la planta de General Motors en Saltillo, cientos de oficinas bancarias y decenas de miles de negocios y casas. Algunas no tenían luz, pero las que sí tenían no contaban con internet por fallas en los nodos de Izzi, Telmex, Telcel y Megacable.

Aunque la CFE le echó la culpa al frío, a Texas y a las empresas privadas —como Fisterra Energy e Iberdrola— más bien parece que la subsidiaria CFE Energía dejó de comprar y surtir gas natural a sus plantas y a plantas privadas, pues su precio se disparó una enormidad (800%). Con ello, ninguna planta de generación eléctrica privada pudo operar.

La CFE no hizo previsiones para comprar seguro de “cobertura”, a pesar de que sabía que venía un frente frío, y tampoco ha invertido en capacidad de almacenamiento. Así, el gas se acabó en horas, dejando sin electricidad al norte del país. ¿Cuánta gente se quedó sin luz?

El presidente Andrés Manuel López Obrador minimizó el hecho y señaló que eran 400 mil usuarios. La CFE aumentó la cifra a 4.7 millones, pero es un dato engañoso, pues cada usuario representa más de una persona: por ejemplo, una casa tiene en promedio cuatro habitantes, según el Inegi, así que las afectaciones fueron a por lo menos 18.8 millones de personas.

En redes sociales, la conversación sobre el #apagon y #sinluz alcanzaba ayer a más de 50 millones de personas con un sentimiento digital muy negativo (83%) contra la CFE y el gobierno federal. Ante ello, tanto la comisión como el vocero presidencial trataron de lanzar una narrativa distinta.

Cada vez que hay apagones importantes, el Presidente sale a salvar la cara de la CFE y a señalar que no se repetirán, pero durante la actual administración ya se contabilizan más de 14.

Es probable que la 4T trate de culpar a los generadores privados y así tener un nuevo argumento para su reforma eléctrica, pero la verdad es que la culpa es, en parte, a causa de la naturaleza, y en una muy buena proporción de la falta de previsión de CFE y de su falta de capacidad de almacenamiento. Por cierto, una de las primeras medidas que tomó la Secretaría de Energía en el actual sexenio fue echar para atrás las reglas de almacenamiento de gas natural.

El tema del apagón de ayer, además de penoso, y de que nos costará miles de millones de pesos, también nos deja ver que si desde EU nos cierran la llave del gas natural, paralizan en menos de dos horas a todo el norte del país.

Esta medida, de suspender el gas natural a sus vecinos, es algo que Rusia ha hecho a Ucrania y ha amenazado con aplicar a Europa occidental —que dependía en 2014 en 40% del gas ruso— cuando se han tensado las relaciones, como en la invasión rusa a la península de Crimea.

Así que, el gas natural es un instrumento de enorme presión. Justo por ello, México necesita tener diversificada su oferta de energía, pero esto es algo que no parece entender la 4T. Su reforma eléctrica acrecentará la dependencia de todo el país a la CFE y en energías obsoletas, lo que nos pondrá a merced de un coletazo de los estadounidenses. Mala idea para un gobierno nacionalista.

Valdría la pena revisar qué hicieron en Europa para no ser presionados por los rusos: desde la Comisión Europea, se ordenó abrir y diversificar al sector energético y no cerrarlo, como aquí pretenden hacerlo la CFE y la Sener.

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