“Podría hablarse y escribirse muy extenso sobre los avatares del ejercicio de la abogacía. Sería interminable empeñarse en tamaña empresa. Lo cierto es que es una profesión hermosa, agradecida, en veces peligrosa, en donde se expone el abogado cuando los intereses de las partes en litigio son en grado sumo antagónicos, capaces de despertar fútiles pasiones”. (El Decálogo del Abogado de Santiago Salah). Los jóvenes al terminar la Licenciatura en Derecho, no todos, ya han comenzado a trabajar y conocer la gran diferencia entre la teoría y la práctica. Por supuesto, quienes cuentan con oportunidades, se han decidido por alguna materia en especial y quienes eligieron ser Abogados Laboralistas, descubren, si es que es su verdadera vocación, una de las hermosas ramas del Derecho que te permite con el tiempo aprender en la práctica: Sociología, Economía, algo de Contabilidad, Seguridad Social y hasta Psicología; empero como en parte de la frase inicial: “…se expone el abogado cuando los intereses de las partes en litigio son en grado sumo antagónicos, capaces de despertar fútiles pasiones”, pues he tenido la mala experiencia de que Arturo un ex alumno, en conjunto con un leguleyo de apellido “Terraces en inglés” me llegaron a ofrecer 50 mil pesos para vender a mi cliente: Viven de sus fútiles pasiones y deshonestidad. “Cosas veredes Mío Cid”. Le comentamos en la editorial anterior, la situación en Querétaro de los varios colegios o asociaciones de Abogados, algunos profesionales y serios y otros no tanto. Ahora bien, en México es escasa la cultura del seguro en casi todas sus modalidades, y bien nos conviene como litigantes, conocer que desde hace bastante tiempo, en Argentina y España, al ingresar al Colegio de Abogados, en automático quedáis asegurado y aquí bifurco mi explicación: Un seguro comprende los juicios que llegas a perder; por supuesto, somos Abogados, no magos; es decir, no los paga tu cliente, sino el seguro (nosotros en la firma de Abogados que dirijo contamos con él) y el otro seguro es por enfermedades, accidentes para vos y vuestra familia, y dependiendo de las cotizaciones, por lo menos en España te puedes jubilar con más o menos 800 euros al mes; es decir, aproximadamente $16,000.00, nada despreciables, e independientemente de los seguros sociales o privados que contratáis con aseguradoras privadas en el segundo de los casos. De manera extrema a algunos que somos laboralistas y catedráticos, nos llaman de manera ambigua: “Los Quijjotes del Derecho” y ello se debe a que nuestra actividad puede ser la más hermosa profesión o el más vil de los oficios, pues como lo expresó mi amigo don Jaime Labastida, Director de la Academia Mexicana de la Lengua, al terminar el XXII Congreso de la ‎UIBA, conjuntamente con el Ilustre y Nacional Colegio de Abogados de México en una pieza cultural y de oratoria excepcional: "Cervantes y el problema de la Justicia", con relación IV Centenario Luctuoso de ‪‎Cervantes y ‪Shakespeare: “¿Recuerdan que Don Quijote le exige a Sancho, entre varias recomendaciones que le hace cuando ejerza la función de gobernador de la Ínsula Barataria, que jamás tuerza la vara de la justicia” y continúa: “El gozne hacen que las puertas giren sobre sí mismas, que se abran y se cierren. La puerta del tiempo en que vive Hamlet; la puerta del mundo donde combate Don Quijote, ¿se abre o se cierra? ¿No hay puerta? La puerta, ¿se halla fuera de quicio? ¿Quién está desquiciado? ¿Don Quijote ¿El tiempo? ¿el mundo ¿La puerta? Algún día, ¿pero cuándo?, ¿estará la puerta firme y en sus goznes? Ese día, tal vez lejano, ¿dejará de haber entuertos? Entonces y sólo entonces, ¿morirá Don Quijote?” Quizá por eso, Fedor Dostoyesvky dijo que “El Quijote de la Mancha era el libro más triste que había leído, pues se trataba de la muerte de un sueño”. (Continuará).

Desde luego amigo lector, usted tiene una mejor opinión.

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