¿Sabían que sí las industrias culturales y creativas fueran un país, serían la cuarta economía mundial?

En la actualidad los insumos más preciados en el mundo son el talento, la creatividad y la innovación; recursos que representan el motor principal de la llamada #EconomíaNaranja, que es el conjunto de actividades que permiten que las ideas se conviertan en bienes y servicios.

El valor de cada una de estas ideas está condicionado a su contenido intelectual, que encuentran campo fértil en las artes visuales y escénicas, ramas que hoy se destacan por ofrecer empleo a 30 millones de jóvenes de 15 a 29 años en todo el mundo.

Y México no se ha quedado atrás, ya que el país se ubica en el lugar número 14 en cuanto a la importancia de la economía naranja que representa  3.5% del PIB y emplea a 1.3 millones de jóvenes mexicanas y mexicanos, lo que permite al sector apostarle cada vez más a la MENTE-factura como bien lo ha definido el gobernador de Querétaro Francisco Domínguez Servién.

Sin duda, la era tecnológica ha generado una oportunidad infinita y así lo ha reconocido el Banco Interamericano de Desarrollo, que ve en América Latina un importante escenario para generar riqueza por medio de las actividades creativas y culturales.

Aquí lo único que se explota es el intelecto, y esa es la razón por la que cientos de jóvenes han mostrado su interés hacia este sector, el cual les brinda la oportunidad de potencializar sus talentos y vivir de ellos, eliminando así la creencia que la cultura y el arte no venden.

Más de uno llegamos a escuchar a nuestros papás, abuelos o tíos decir que del arte no se puede vivir, que si por ejemplo tu hobby era tocar la guitarra lo dejarás en eso, un hobby, y que mejor eligieras una carrera que “sí te diera para comer”.

Conscientes de la relación economía-cultura, en la Secretaría de la Juventud creamos una nueva área denominada Industrias Creativas que consiste en acompañar a las y los jóvenes en su proceso de monetizar su arte y generar ganancias.

Esto nos coloca frente a un gran reto y no podemos cerrar los ojos ante las nuevas realidades que se nos presentan, debemos seguir buscando los mecanismos para empoderar a las y los jóvenes que muestran inquietud ante su entorno social e impulsar su potencial para el desarrollo económico de Querétaro y México.

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