El pasado jueves 23 de mayo perdió su lucha contra el cáncer un ser extraordinario, una mujer íntegra que por donde pasó tocó los corazones de todos y dejó huella de honestidad, ética y profesionalismo en muchos profesionistas y futuras generaciones.

La Doctora María de la Luz Obregón Molina, Luzma para sus amigos, Lucy para su familia, fue una mujer admirable. Pensé que sería fácil hacer una semblanza de su vida, sin embargo hay tanto que decir, tanto que agradecer, que me preocupa dejar de mencionar alguna de sus cualidades o de sus acciones generosas para quienes se acercaron a ella a solicitar su ayuda.

¿Qué puedo decir de Lucy que logre describir un poco su bondad? Quizá el saber que siempre que atendió a los enfermos de VIH y SIDA fue una doctora cercana que les dio tranquilidad y los guió siempre en elegir el mejor tratamiento y recibir las atenciones adecuadas según cada caso.  Siempre dispuesta a atenderles aún fuera de sus horas de trabajo, incluso recibiéndolos en su propia casa para revisiones y contestar dudas.

Recuerdo el caso de una mujer a quien, por cuestiones personales, Lucy no era de su agrado. Sin embargo, la vida da vueltas, y, sabiendo que su especialidad era la hematología, acudió a ella pues su pequeño hijo tenía poco tiempo de haber sido diagnosticado con Leucemia. Lucy, la profesional y excepcional Doctora Obregón, accedió a revisarlo, a atenderlo durante su enfermedad, y sin costo alguno para esta mujer, que a partir de entonces comprendió la grandeza de la doctora que atendía a su niño.

Su ética profesional seguramente fue en algunos casos un “obstáculo” para obtener un mejor trabajo, sin embargo, para los que buscaban la excelencia y la calidad humana en los servicios de salud, sabían que esa virtud de la Doctora Obregón era una cualidad a favor para el servicio. Por ello la UVM confió en sus manos la formación de generaciones de médicos, terapistas físicos, odontólogos y nutriólogos; quienes a través del ejemplo profesional y humano de la Doctora Obregón aprendieron a vivir plenamente su vocación.

En la noche de su fallecimiento, en el velatorio desfilaron doctores de diversos institutos y diversas generaciones, rindiendo un sentido homenaje a una gran mujer que, de forma sencilla, humilde y sin llamar la atención, sirvió todo el tiempo a la población, a través de un servicio impecable, de una entrega plena a su vocación y de quien brindó su apoyo a todo aquel que se lo solicitó, ya fuera un alumno o un colega, feliz de poder ayudar siempre a los demás.

Nuestra querida Lucy durante toda su enfermedad se dedicó a luchar con todas sus fuerzas, y también se preocupó por que, quienes le rodeábamos, nos sintiéramos tranquilos, estuviéramos en paz. El estar junto a ella transmitía serenidad y esperanza; todo el tiempo a su lado era un momento para disfrutar y para conservar en la memoria y en el corazón.

Lucy nos deja un legado para recordar e intentar imitarlo, el cual es una vida dedicada al servicio a los demás, sin esperar nada a cambio, siempre prudente, siempre atenta, siempre cariñosa. Sólo cosechó un poco de toda la bondad que nos dio, fuimos bendecidos con su presencia en nuestras vidas y tenemos mucho que aprender de ella. Pero siempre nos hará mucha falta.

Dra. María de la Luz Obregón Molina, descansa en paz.

*Nutrióloga clínica, Educadora en Diabetes. 
Presidente del Colegio de Nutriología de México.
Clínica Torre Roja San Juan del Río, Qro.
(427) 101.85.50 ext. 2.  
msilva_olvera@hotmail.com

Google News