El dinero para financiar a los partidos ha sido un tema de debate que hoy regresa de nuevo al escenario. El mundo de la austeridad de la 4T no podía dejar de lado el hecho de tener “partidos ricos con pueblo pobre”, diría el clásico, por eso se ha iniciado el proceso para reducir el dinero partidista.

El gasto de los partidos se incrementó a partir de la última reforma electoral de 2014. Se estableció un doble financiamiento, nacional y local, con lo cual aumentó la suma de recursos fiscales que van a dar a manos de los partidos. El modelo de gasto público en la política, junto con el acceso mediático, posibilitaron un sistema de partidos competitivo con una regulación que vigila la equidad en la competencia.

Los partidos son instituciones necesarias en una democracia. Cada vez que se hace una reforma se promete que habrá menos gasto y más austeridad, pero el resultado es completamente al revés: más dinero y más gasto. El financiamiento para los partidos es el único que se encuentra establecido —con todo y sus fórmulas específicas— en un artículo de la Constitución, el 41.

Desde hace años diversas iniciativas de sociedad civil, han impulsado una política de austeridad para los partidos, la cual se tiene que acompañar de otras medidas que hagan un modelo electoral más europeo y menos como en EU, en donde el dinero mande menos y no sea el factor determinante para ganar . Para eso se necesitan campañas más cortas, con debates más intensos y menos spots. Adelgazar esas maquinarias llenas de burocracias y modificar de raíz las legiones de mercadotecnistas, encuestólogos y toda una parafernalia de la política, incluidas las gorras, las tortas, la propaganda inútil y contaminante y la compra del voto. Sin duda, que campañas con más contenido, mas breves y más intensas en el debate, le subirían el nivel a nuestra dispendiosa competencia electoral.

Hoy la 4T propone bajar el financiamiento a la mitad, pero la propuesta se enfrenta a resistencias. Esta propuesta se da en el contexto de la política de austeridad de la 4T, que ha sido excesiva y con consecuencias injustas. El otro argumento viene de los partidos que hoy son oposición y por esa razón tendrán menos recursos que el partido gobernante, Morena. Nunca habrá la situación ideal para reducir el financiamiento a los partidos. Sin embargo, hay que hacerlo y cambiar hacia un mejor modelo de política más democrático, austero y equitativo…

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