Los espectadores ven bombardeados sus sentidos. Un acróbata se sostiene de un aro a seis metros de la pista, donde un grupo de bailarines se mueve de manera sensual. Se tocan, se acarician, mientras el hombre gira el aire. Los presentes no saben a dónde mirar. Así es Dolce Vita, un circo para adultos, mezcla de las artes circenses, cabaret y burlesque que ofrece una experiencia distinta a los asistentes.

La pista se divide en dos niveles.

Uno es la clásica pista circular de los circos tradicionales. La parte de atrás es más un escenario teatral, con una gran cortina roja que lo cubre cada vez que termina un número y que flanquean dos efigies de caballos en color dorado.

Los asistentes a la función ocupan poco a poco sus lugares en la carpa, donde en el lobby pueden esperar a que comience la función o pueden comprar algún snack en lo que llega la hora del inicio del espectáculo.

Dolce Vita, donde el circo y el erotismo se juntan
Dolce Vita, donde el circo y el erotismo se juntan

Algunos llegan tarde y preguntan si ya empezó la función, a lo que el personal dice que está iniciando. Se apresuran a entrar.

Ya en el lugar los números se suceden uno tras otro. Apenas unos segundos para permitir al personal colocar los artículos que usarán en el siguiente. Quizá una silla, unos arneses, o dejar la pista limpia.

Todos los números están cargados de un toque de suave sensualidad. La estructura es sencilla. Casi todos los actos inician con un baile a donde participa la mayoría del elenco circense . Los cuerpos se mueven al ritmo de la música.

Hombres y mujeres muestran sus trabajados físicos, fruto de años de ejercicio y disciplina. No hay incomodidad en los espectadores. Saben de antemano que el espectáculo consiste en ello, que es una mezcla de erotismo y circo.

Desde el acróbata con tocado egipcio que hace equilibrio sobre unos tubos, mostrando su fortaleza física y equilibrio mientras a su alrededor las parejas bailan enfundadas en lencería, hasta la bailarina de peinado de trencitas ejecuta un número de pole dance que hace que más de un espectador se mueva un tanto “inquieto” en su lugar, quizá recordando algún otro sitio.

Uno de los números más llamativos por su vestuario es aquel en el que los bailarines emulan a unos faunos, mientras una acróbata se balancea sobre ellos. Al fondo una pareja dentro de una copa ejecuta una coreografía cargada de movimientos eróticos.

También hay números cómicos, como aquel en el que dos bañistas se despojan del traje de baño y hacen malabares con las toallas que usan para cubrir sus desnudez y que mueven con coordinación perfecta para evitar ser observados totalmente en desnudos. Arrancan las carcajadas de los espectadores cuando uno y otro tratan de quitarse las toallas.

Otro actor también hace reír al respetable con sus ocurrencias, en donde solicita a alguien del público para que participe con él, al imitar a un motociclista. El espontáneo actor se coloca un sombrero a manera de casco, pues “montará” una moto, pero el actor, con un movimiento rápido del brazo, lo despojan del mismo, dejando ver que con la correa lo que está sujeto es un falo de goma. El público ríe a carcajadas, ante la confusión del espectador convertido en un actor más del circo.

Como los animales están prohibidos en los actos circenses, los actores en otro número se convierten en una manada de caballos, cuyo domador, segundos después, se convierte en acróbata que colgando de dos correas realizan varias suertes, mostrando sus habilidades aéreas.

En el espectáculo la participación del público es fundamental, pues en varios actos los artistas piden a alguien del respetable que suba con ellos al escenario. Como en número en el que dos cupidos se dedican a unir parejas. Primero sube un hombre, cuya flecha da en una actriz y con quien se va detrás del escenario. Otro asistente de suerte le toca flecha a un drag queen, quien cae rendido a sus pies.

Ese mismo espectador forma parte en otro número, donde el drag, ataviado como bailarina de ballet, interpreta una un fragmento del Lago de los Cisnes , junto con otros tres hombres, quienes con sus tutús ejecutan sus mejores pasos.

Tras ese número la función llega a su fin, con todo el elenco bailando “Sólo se vive una vez”, interpretada por el dueto español “Azúcar Moreno”. Jóvenes y adultos llevan el ritmo con las palmas, mientras el elenco baila y agradece a los espectadores su presencia en el show, cuyo lema precisamente es “Sólo se vive una vez”.

Dolce Vita, donde el circo y el erotismo se juntan
Dolce Vita, donde el circo y el erotismo se juntan

La gente deja la carpa.

Se reúne en el lobby, donde algunos se encuentran con conocidos e intercambian opiniones sobre la función. Las opiniones escuchadas son positivas. “divertido”, “buen espectáculo”, “las chavas están guapas”, “los hombres tienen un cuerpo escultural”, son algunas de las expresiones que se alcanzan a oír.

Parte del elenco sale al lobby para saludar a los asistentes, quienes no dejan pasar la oportunidad de tomarse una foto, mientras reciben las felicitaciones de los nuevos fans.

Algunos más, con ínfulas de críticos de teatro, subrayan lo maravilloso de vestuario (diminuto, diminuto, muy diminuto) y de la producción en general.

Los asistentes salen satisfechos del Dolce Vita. La función ha sido de su agrado. Unos afirman que regresarían nuevamente a verla, pues “sólo se vive una vez”.

bft

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