México es el país de los contrastes y los radicalismos. Mientras en la adversidad su sociedad se une y lucha como uno solo, en el ámbito político aparece un torbellino que está a nada de poner en riesgo el desarrollo económico y social de todos, gracias a la falta de entendimiento de esa clase política y sus partidos, que no comprenden que es urgente anteponer sus intereses personales, familiares y de grupos en el poder, para servir a los de la nación en su conjunto.

A qué va todo esto. A observar con tristeza que esa clase política ha iniciado una gran discordia que no busca solucionar los grandes retos que tenemos como país, sino a seguir sangrando al erario y a sus contribuyentes; a descubrir más y más corruptelas que salieron a la luz pública con los sismos vividos en la Ciudad de México y varios estados del sureste, mismas que propiciaron la pérdida de muchas vidas a raíz de la violación a los protocolos y reglamentos que esta misma clase política estableció.

¿En dónde queda la responsabilidad social de la clase política mexicana?… obviamente no son todos los que carecen de esa esencia que les debería comprometerse a servir al pueblo, pero sí hay una gran cantidad de personajes que saltan de un partido a otro, hasta llegar a ser “independientes”.

Estamos a la víspera de las elecciones más difíciles en la historia del México moderno. Aún no sabemos cuántos candidatos presidenciales van a estar presentes en las boletas electorales, pero sí debemos ser conscientes de que se les tiene que exigir un perfil de mayor corresponsabilidad, en el que es necesario que sus propuestas contengan el compromiso de “adelgazar” a las instituciones públicas y fomentar con mejores iniciativas la productividad, la educación, la investigación y la cultura, esta última delegada a un deprimente estadio que no se veía en muchos años.

La responsabilidad social y la sustentabilidad, en la concepción de los políticos, es un tema que sólo está presente en el discurso y muy alejado de la práctica. No son pocas las veces que los ciudadanos nos damos cuenta cómo se despachan con la cuchara grande y, a pesar de las críticas y de exhibirlos públicamente, siguen en las mismas andadas, a pesar de la sobada amenaza que pende sobre ellos: “aplicar todo el peso de la ley”.

Sin duda que quienes más aporten a las agendas de la Sustentabilidad, de la Responsabilidad Social y del Compromiso Comunitario, serán los candidatos que llamarán más la atención del electorado, sobre todo de los jóvenes, quienes han dado muestra del poder que hay en ellos y en las redes sociales. Estamos a tiempo, como sociedad, de hacer un análisis exhaustivo en cada una de las propuestas y estrategias que nos presenten todos estos personajes aspirantes a un cargo público, para visualizar cada una de esas alternativas que nos puedan llevar a superar estos años de descomposición social, que es el rubro que más preocupa al país en su conjunto.

Cifras de la RSE

1.- La industria de la construcción podría ser beneficiada con nuevos modelos de materiales sustentables que son desarrollado con base en el unicel (poliestireno expandido), así lo dio a conocer hace unos días la Universidad Autónoma de Querétaro, a través de su Facultad de Ingeniería, lo que además coadyuvaría, de manera paralela, a generar esquemas alternativos que contribuyan a reducir la contaminación ambiental. Tan sólo en México se consumen anualmente alrededor de 150 mil toneladas de este material, lo que nos puede dar una magnitud del problema que debemos enfrentar.

2.- En el marco del “Día Internacional de Voluntario Telefónica”, celebración que realiza la firma en sus 24 sedes a nivel global, la empresa española de telecomunicaciones realizó en México campañas de recolección y entrega de víveres y medicamentos para apoyar a los damnificados de los sismos de septiembre pasado. Unos 900 colaboradores brindaron el apoyo institucional a la Cruz Roja Mexicana para atender a las poblaciones afectadas de la Ciudad de México, Morelos, Puebla, Tlaxcala, Oaxaca, Chiapas y Guerrero.

3.- Grupo Alsea activó una campaña de recaudación de fondos en sus más de mil 700 restaurantes que conforman su cadena comercial, para apoyar a los damnificados de los terremotos de septiembre pasado. La campaña inició el 29 de septiembre y concluirá el próximo 31 de octubre. Por cada peso que los comensales destinen a la causa, Fundación Alsea donará uno más. Además, Fundación Alsea hizo un donativo inicial por 5 millones de pesos, mismos que fueron destinados a distintas organizaciones de la sociedad civil para la administración de comedores comunitarios. De manera paralela, con su voluntariado corporativo Latinoamericano, Grupo Alsea puso en marcha el programa “Un día por México”, a través del que sus colaboradores podrán donar de uno a tres días de su salario, a lo que la empresa adicionará tres veces lo que cada uno haya donado. ¡Enhorabuena!

Hasta la próxima ronda de Negocios Sustentables.

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