Algo se está haciendo bien en el estado de Querétaro, por un lado se encuentra en la región más próspera de México, sus habitantes tienen una esperanza de vida por encima del promedio nacional, los niveles de eduación de sus habitantes son los más competentes en el país y se encuentra no excento, pero muy alejado de la problemática de seguridad que desgraciadamente aqueja la mayor parte del territorio nacional.

Esto se debe a un fuerte combate contra la pobreza multidimensional, la estabilidad política y gubernamental, así como a la confianza en las instituciones del Estado, la equidad en la distribución de recursos y la fortaleza en los procesos democráticos, así como el manejo responsable y la transparencia con la que se han conducido los recursos públicos en el estado. Estos múltiples factores han generado una cirunstacia especial entre la sociedad que paulatinamente ha construido la paz.

A pesar de lo anteriormente dicho ¿Podemos dar por hecho la paz social en Querétaro? Es posible, pero sería un grave error pensar en que llegará por añadidura de los factores descritos, debemos rápidamente darle una vuelta al entendimiento de la gobernabilidad para generar oportunidades de desarrollo socioeconómico y un alta participación de la sociedad en la toma de decisiones, así como generar políticas públicas que propicien la convivencia pacífica y la seguridad de quienes habitamos en Querétaro.

Como había dicho renglones atrás, los factores que hoy nos permiten tener desarrollo no pueden entenderse como una verdad absoluta e instransformable, pues están acompañadas de dinámicas sociales que ponen en riesgo nuestra paz, por lo que es indispensable sostener políticas que vayan más allá de las respuestas coyunturales, y permitan la creación de realidades que faciliten la construcción de escenarios que favorezcan nuestro entorno.

Esto, según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo se puede alcanzar con una mejora de la gobernabilidad democrática donde el diálogo se pone en el centro. El diálogo entendido como la predisposición a escuchar antes que a contestar. Con el diálogo logramos identificar objetivos comunes y contribuimos a la paz sostenible. El diálogo inclusivo permite dar voz a quienes normalmente no son parte de la toma de decisiones.

Para una sociedad como la nuestra “el diálogo” es un factor indispensable, fortalece los procesos democráticos que se desenvuelven de manera cotidiana, pero además le da cabida a distintas ideas y potencializa la tolerancia y la inclusión, valores del cual no tengo la menor duda, serán distintivo de los gobiernos estatal, municipales, así como de las acciones legislativas de Acción Nacional.

La realidad de Querétaro respecto al resto de los estados nos exige dar continuidad a las políticas gubernativas implementadas durante el sexenio de Pancho Dominguez y a no permitir relajación alguna, por el contrario, habrá que intensificar las relaciones gubernamentales con la sociedad cuando existan momentos de crisis.

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