Los de traje y corbata se han lavado las manos después de la descalificación del conjunto tricolor, aseguran que seguirán en los puestos de decisión y brillan por sus declaraciones repletas de mediocridad e ignorancia, con los bolsillo más que llenos, empiezan a hacer maletas para regresar a México o continuar el viaje en algún destino de Medio Oriente, mientras millones de mexicanos nos quedamos sin aliento hasta el minuto 90 del partido pasado.
El amargo sabor de boca que deja el triunfo de la Selección Mexicana ante el combinado de Arabia es solamente una consecuencia de la realidad que vive el futbol mexicano desde hace muchos años, y es que es inevitable no buscar culpables hasta por debajo de las piedras, que si el técnico es el principal responsable de este descalabro de dimensiones históricas, ya que desde la década de los setentas no nos ausentábamos de la segunda ronda de la justa mundialiasta; que si los jugadores convocados no fueron los idóneos para la competencia en juego, o que simple y sencillamente nuestro futbol se ha quedado estacionado desde hace ya un tiempo, en la comodidad del negocio y la mediocridad como línea a seguir.
Desde mi particular punto de vista, el problema no radica en la falta de jugadores de calidad, me queda más que claro que nuestra nación es un semillero de deportistas de élite, en varias disciplinas, entre ellas el futbol. El tema se encuentra relacionado de manera profunda con la corrupción que invadió al deporte que posee la mayor cantidad de aficionados en el país, basta revisar quiénes son los dueños del balón en nuestra liga local y cómo la han manipulado a su antojo, siempre con el cometido de velar por sus intereses económicos y que estos solamente incrementen, aunque el nivel futbolístico y la continuidad de proyectos en etapas infantiles y juveniles se queden en una etapa de desarrollo sin llegar a culminar el proceso que nos lleve a una etapa diferente, de mayor éxito y nivel.
Los dueños de Televisa y TV Azteca son la voz cantante al interior de la Liga muy equis, como diría un buen amigo y por supuesto de la Selección Mexicana, representativo nacional que tendrá que ser sometido a una purga deportiva y ojalá administrativa, aunque la segunda prácticamente está descartada, la primera puede ser una oportunidad invaluable para empezar a hacer las cosas diferentes.
En poco menos de cuatro años nuestro país compartirá la Copa Mundial con Estados Unidos y Canadá, por lo cual tendremos localía en la primera fase de la justa futbolística, si Don Dinero del Futbol tiene visión empresarial, se dará cuenta de que nada generará mayor ganancia que el contar con una selección de alto nivel, que despierte pasiones y sueños, con jugadores en su punto, ocupando los lugares clave y por supuesto avanzando más allá del famoso quinto partido, misión que más allá de motivar a los 11 que pisan la cancha, parece ser una condena que termina por guillotinar las piernas, dejándonos en el camino desde hace varias ediciones.