El Día Internacional de la Juventud del 2020 es distinto, pues este año, en vez de que haya actividades recreativas, espectáculos y diversas cosas para conmemorar esta fecha, estamos en una situación en la que, si de por sí el panorama general de este grupo no es el mejor, en estos momentos pandémicos, están siendo de  los más afectados, no tanto de salud, sino más a nivel emocional y económico.

El distanciamiento social ha sido muy complicado para todos, sin embargo, para gran parte de la juventud es aún más difícil, ya que los hace sentir desconectados de sus amigos, y le hacen frente a grandes desilusiones como las cancelaciones o aplazamientos de graduaciones, temporadas deportivas, conciertos y otras actividades planeadas por largo tiempo. Los expertos coinciden en que los jóvenes, especialmente los más vulnerables, pueden tener problemas y trastornos psicológicos más perdurables en el tiempo.

Según los resultados de una encuesta realizada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) el 70% de los jóvenes interrumpió sus estudios o perdió su empleo y, de quienes todavía tienen un trabajo, 42% sufrió una reducción en sus ingresos, lo que ha causado efectos en su salud mental generando ansiedad y depresión. Si la tasa de cobertura de las prestaciones por desempleo de las personas jóvenes supera la del resto de la población es porque los y las trabajadoras han podido acogerse en condiciones que en otros momentos, como éste, no hubieran podido hacerlo. Las condiciones económicas del país no favorecen para nada a la preservación del empleo, se necesita aplicar con urgencia un plan de contingencia, pues además de lo que se está perdiendo en trabajos, no se están generando nuevos para los jóvenes que recién comienzan a buscarlo, el virus está dejando miles de afectados de salud, pero millones afectados económicamente.

Sólo saldremos de esta crisis sanitaria y económica si contamos con la creatividad, inteligencia y fuerza de la gente joven, pero es difícil pedir que se involucren más y corresponsabilidad si solo se les ofrece precariedad. A la juventud se nos ha catalogado como la generación del cambio, de las locuras y la rebeldía, de los sueños y la intolerancia hacia las anticuadas formas de hacer y pensar las cosas. Es normal sentir miedo o ansiedad ante esta pandemia. El miedo es una función normal que nos alerta de los peligros, solo puedo decirles a todos los jóvenes que se sienten ansiosos, aislados y decepcionados: no estamos solos, somos fuertes y podemos salir de ésta.

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