El pasado 15 de septiembre tuvo lugar el Día Internacional de la Democracia y es importante aprovechar esta oportunidad para recordar que la democracia se debe centrar en las personas.

Como lo informan estudios, entre ellos Latinobarómetro, el apoyo a la democracia en nuestro país ha ido en picada. La verdadera democracia es una calle de doble sentido, que se construye sobre un diálogo constante entre la sociedad civil y la clase política. Cuando este diálogo se ve menguado y deja de tener una influencia real en las decisiones políticas, la democracia queda en ciernes. Por este motivo, la participación política, el espacio cívico y el diálogo social se convierten en elementos vitales en la vida democrática.

La legitimidad de la democracia también depende de que los parlamentos representen la diversidad de la sociedad. Por ello, la exclusión o la marginación de cualquier grupo debe revocarse, con el objeto de proteger los principios que sustentan la gobernanza. Esto significa que se debe mejorar la representación de las mujeres en los parlamentos. Aunque el número de mujeres parlamentarias ha aumentado constantemente durante los últimos 25 años, no deja de ser un hecho lamentable que de cuatro parlamentarios, menos de uno sea mujer, a nivel mundial.

Asimismo, la mitad de la población mundial es menor de 30 años de edad, pero sólo el 2% de los parlamentarios se encuentra en ese grupo de edad. Los jóvenes revisten una importancia crucial para la supervivencia y el éxito de las instituciones democráticas. En algunos países se han establecido cuotas electorales, se ha disminuido la edad de elegibilidad y se han instituido redes de jóvenes parlamentarios. Es necesario que la comunidad internacional intensifique el apoyo para el fortalecimiento de parlamentos inclusivos que aborden las preocupaciones concretas de las personas y es vital que los parlamentos y los parlamentarios representen efectivamente a las personas, satisfagan sus necesidades y trabajen por el bien común. Sólo entonces podremos volver a ganarnos la confianza en nuestras instituciones democráticas y velar por su supervivencia para las generaciones venideras.

Los legisladores mexicanos nos debemos comprometer con mayor ahínco. Es nuestro deber, ya que las democracias más sólidas son la mejor respuesta al extremismo y a los desafíos que se afronta en el mundo. Queda claro que la democracia debe convertirse en una democracia inclusiva para afrontar los retos que se plantean en el siglo XXI.

Diputada Federal. @GabyCuevas

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