Fiel a su papel de destructor de instituciones y a su empeño por subordinar al Estado a su voluntad, Andrés Manuel deja en claro que la campaña electoral que lo describió como una amenaza para México, tenía razón, pero se quedó corta. La estela de instituciones colonizadas, inoperantes, subordinadas a sus caprichos y desaparecidas durante su gestión, es amplia. En la lista el siguiente objetivo es el desmantelamiento del Instituto Nacional de Acceso a la Información INAI que le estorba, antes de envestir a la UNAM.
Acostumbrado a actuar en la opacidad, a ocultar o a disfrazar sus actividades de dudosa moralidad, como la procedencia de los recursos con los que vivió él y su familia durante 12 años, y con los que financió la creación de Morena y sus campañas electorales; o el costo del segundo piso, se quedan cortas frente a la escandalosa corrupción que podría aflorar si el INAI no es destrozado antes del 2024.
Y es que es tanta la podredumbre que inunda a su gobierno -que ya supera a la de Enrique Peña Nieto-y que fue el insumo de la campaña que lo llevó a la presidencia, y que la misma institución podría ser utilizada en su contra, y poner en riesgo la elección presidencial. Y también podríamos darnos cuenta de que éste es el sexenio de la muerte por el número de asesinados a manos de la narcoviolencia, sus protegidos; o del Doctor muerte, Hugo López Gatell. Muertos de Andrés Manuel López Obrador.
La toma del INE, la desaparición de Notimex, agencia informativa del Estado mexicano (no del gobierno de Morena), evidencian la colonización de las instituciones estatales para subordinarlas a SU proyecto personal, y no para impulsar el bien de México, como protestó hacerlo en su toma de posesión.
Si algo se le debe reconocer a AMLO es su obstinación o testarudez por alcanzar sus objetivos. Si no coloniza las instituciones, las deja inoperantes o las destruye. La lista de estas instituciones desarticuladas, destruidas o desaparecidas, inicia con el Seguro Popular con la que inauguró el desastre en el sector salud. La lógica que aplica es una: si las instituciones no le sirven a él, no le sirven a nadie. Ésta es la consigna que todo morenista debe cumplir en el Congreso para lograr que su proyecto prospere a través de leyes que se ajusten a sus caprichos u ocurrencias, so pena de ser señalado de traidor.
Espanta la servilidad de Adán Augusto y de los congresistas de Morena, que primero acataron el veto de AMLO a los consejeros del INAI nombrados por el Senado, y después la consiga de Ya Saben Quién de dejar al INAI sin éstos para, al no haber quórum, no poder sesionar su Consejo.
Ayer fue la movilización ciudadana por el INE, que se perdió con el nombramiento de personeros de AMLO, gracias a que los partidos pactaron que se respetaran las reglas, y no la ley (que los candidatos no tuvieran conflictos de interés). Hoy toca que la ciudadanía, al margen de los partidos, volver a tomar la calle y las redes para exigir el respeto al INAI. El reto para las instituciones civiles será liderar este desafío y hacerlo realidad.
La batalla iniciada en la calle y en las redes, debe trasladarse a la Suprema Corte de Justicia de la Nación -que bajo Norma Piña ha demostrado imparcialidad e independencia en sus juicios-, para impedir la demolición de otro pilar de la democracia mexicana.
La defensa del INAI no puede ser bandera partidista. Se trata de defender la democracia e impedir que México sea parte del eje castro-chavista.
Periodista y maestro
en seguridad nacional