Durante la semana el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, estuvo de visita en los destinos más “calientes” del país y no precisamente por sus altas temperaturas, si no porque los niveles de incidencia delictiva cada vez están peor, cosa que el mismo mandatario afirmó al anunciar su gira el pasado lunes por Guanajuato, Jalisco y Colima. Sitios en que el 70% de los homicidios son generados por el crimen organizado, sobre todo en Guanajuato donde la narco-guerra y la disputa por el territorio entre carteles de la droga no son un secreto. Vemos también en  las afamadas “alertas de viaje” por parte de la embajada de  Estados Unidos en México, las advertencias que emiten a sus connacionales para que no visiten el país en general, según su dicho “por la situación de contingencia”, sin embargo, sabemos que es información disfrazada, pues hacen especial énfasis en tomar extremas precauciones o de plano cancelar sus viajes a distintos estados del país que tienen catalogados con alto índice delictivo, entre ellos Colima, Guerrero, Michoacán, Sinaloa y Tamaulipas, además de Chihuahua, Coahuila, Durango, Jalisco, Estado de México, Morelos, Nayarit, Nuevo León, San Luis Potosí, Sonora y Zacatecas. Afortunadamente Querétaro no aparece, a pesar de su cercanía con la Cuna de la Independencia.

Lastimosamente este sector en Guanajuato ha venido arrastrando una mala racha desde finales del 2018 y principios del 2019, con el primer lugar en el registro con el mayor número de homicidios dolosos, aparte de los bloqueos carreteros, ataques con granadas, balaceras, ejecuciones, autos incendiados, masacres a la población civil y secuestros. Es un estado que en su momento pudo ser ejemplo a nivel mundial, ya que además de contar con las mayores plantas armadoras de automóviles a Estados Unidos con marcas como General Motors, Mazda, Toyota y Honda, uno de sus destinos fue catalogado por la revista Travel + Leisure como la segunda mejor ciudad del mundo para vivir, San Miguel de Allende, ¿lo recuerdan?

Nos pasamos a Colima. Las primeras planas de la prensa en  marzo publicaron que  la violencia en este hermoso destino mató, en dos meses, 10 veces más que el Covid-19. La actualización de las cifras de incidencia delictiva del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública indicó que tan solo en ese mes se registraron 59 homicidios dolosos, mientras que en abril fueron 57, es decir, en esos dos meses se acumularon 116 asesinatos intencionales, cifra que contrastó con las 11 defunciones producto del coronavirus en ese momento en la entidad.

Por otra parte, el Consejo Mundial de Viajes y la Organización Mundial de Turismo  otorgó a Jalisco el “Sello de Viaje Seguro”, al cumplir con los protocolos sanitarios internacionales para disminuir lo más posible los riesgos de contagio por Covid-19, sin embargo, el aumento del 67% en secuestros no combina con esta distinción.

Otro punto que me gustaría compartir es mi pensar en cuanto escuché al presidente decir que visitaría el puerto de Manzanillo para vigilar que no hubiese actos de corrupción en las aduanas, no sé por qué, lo imaginé compartiendo en su informe dominical (que ya se le está haciendo costumbre) un caso tipo CSI o un capítulo de Alerta Aeropuerto, con la entrada de drogas sintéticas dañinas por nuestros puertos, cosa que evidentemente no se ha podido controlar.

Pues así las cosas, no solamente la contingencia mina el turismo en estas tres entidades donde estuvo el primer mandatario, la dolencia tiene ya un rato, y no se ve cuándo podría parar, hoy dejo abierta la pregunta: ¿Cuál será el virus que más nos aqueja, el covid, la violencia o la economía?

*Periodista y conductora
Premio Nacional de Locución otorgado por la ANLM
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