La creación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT) el 29 de diciembre de 1970, como organismo público descentralizado del gobierno federal mexicano, ha resultado en un acierto, de gran relevancia en la promoción del avance de la investigación científica, así como la innovación, el desarrollo y la modernización tecnológica del país, en eso no queda la menor duda.
El CONACyT, además de la fundación de centros de investigación distribuidos a través de la república con gran pertinencia y visión, ha favorecido la incorporación de jóvenes investigadores a las universidades nacionales y centros de investigación, ha apoyado que los egresados de licenciatura de las Instituciones de Educación Superior (IES) mexicanas realicen sus estudios de maestría y doctorado en las universidades del país que disponen de programas de posgrado de calidad, también ha otorgado becas para que realicen maestrías y doctorados en instituciones del extranjero que cumplan requerimientos de pertinencia y calidad, para reintegrarse después y fortalecer la planta científica mexicana.
Asimismo, ha brindado apoyo financiero a las (IES), a sus centros de investigación y a los programas de posgrado de calidad por medio de becas para los estudiantes que acrediten los requerimientos académicos necesarios, entendiendo la conciliación del interés nacional y de las propuestas de las IES.
La existencia del CONACyT sirvió de ejemplo para que en los estados de la República instituyeran dependencias con propósitos semejantes, así se estableció el Consejo de Ciencia y Tecnología del Estado de Querétaro (CONCyTEQ) en 1986, para apoyar la investigación científica, el desarrollo tecnológico y la innovación, para aportar soluciones a las problemáticas locales, regionales y estatales. El CONCyTEQ ha realizado esfuerzos de vinculación entre el sector público y el privado, y especialmente con las IES, destacando en ello la Universidad Autónoma de Querétaro, institución que ha logrado avances en la calidad de la creciente cantidad de opciones educativas que ofrece, en sus posgrados e investigación, con pertinencia y en la dirección de un desarrollo más inteligente.
El mundo está inmerso en una carrera contra el reloj para decidir los modelos de desarrollo de aquí a 2030, que es el año señalado para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. El subtítulo del Informe de la UNESCO sobre la Ciencia, “La carrera contra el reloj para un desarrollo más inteligente”, refleja esta urgencia (Susan Schneegans, Jake Lewis y Tiffany Straza. Informe de la Unesco Sobre la Ciencia, 2021).
Las universidades mexicanas aportan casi la mitad de los recursos dedicados a Investigación y Desarrollo, $4,617.5 millones de dólares PPA (Dólares de Paridad de Poder Adquisitivo, por sus siglas en inglés), el gobierno contribuye con $3,058.3 millones, el sector privado empresarial invierte $1,688.1 millones, y el rubro privado sin fines de lucro agrega $94,576.5, así México 0.4 % de su PIB, lo cual asciende a $9,458.5 millones de dólares PPA, lo cual no alcanza para cumplir las expectativas, es necesario aumentar los recursos financieros dedicados al desarrollo inteligente.
Ex Rector de la UAQ.
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