Tras dos años de la tragedia de la pandemia, que aún no está del todo domada, si podemos hablar de un gremio que lo entregó todo y que no sólo sacrificó tiempo en familia, días de descanso, oportunidades laborales alternas, sino que ha puesto en riesgo su propia salud y su vida, es el personal médico. Era el momento oportuno para reconocer su esfuerzo heroico con hechos, con derechos materializados en plazas laborales. Pero el gobierno de López Obrador decidió en cambio contratar a 500 médicos cubanos bajo el argumento de que “faltan especialistas porque imperó un sistema de corrupción en salud”. Justifica el presidente esta contratación de médicos cubanos asegurando que trabajarán en regiones a las que se han negado a acudir los especialistas mexicanos.

Durante los momentos más duros de la pandemia, cuando aún no había vacuna, el Boletín Epidemiológico de la Dirección General de Epidemiología de la Secretaría de Salud notificó que entre el 28 de febrero y el 23 de agosto de 2020, en México hubo 97,632 casos confirmados de Covid19 en el personal de salud; y entre ellos, 1,320 defunciones.

Para comparar estos datos, entre enero y agosto de 2020, en Estados Unidos, los contagios fueron de 143,100, con 660 defunciones. En América, de enero de 2020 a julio de 2021, en nuestro país se registraron un total de 4,084 defunciones del personal de salud; le sigue en magnitud los Estados Unidos de América con 1,691; Perú con 1,383 y Brasil con 666 defunciones.

La insensibilidad de López Obrador con el gremio de médicas y médicos es una réplica de la retórica con la que disfruta denostar a la ciencia y al conocimiento técnico, a los académicos, investigadores, a las políticas públicas basadas en evidencia científica, a la administración pública.  Se niega a entender que el estado del sistema de salud en México es mucho más complejo y que requiere soluciones de fondo, que no se resuelven importando un puñado de doctores de algún país hermano.

Es un hecho que hay carencia de unidades de salud adecuadas para los tres niveles de atención en salud y esto se traduce en la centralización en las ciudades, pues como consecuencia de políticas públicas mal diseñadas y la desigualdad, son los lugares con mejor acceso a bienes y servicios.

¿Por qué pensar en médicos cubanos si hay muchos aspirantes para ser especialistas en México? Tan solo cada año se gradúan alrededor de 16 mil 500 personas de la Licenciatura en Médico Cirujano y Partero, de las 165 escuelas de medicina que hay, pero no hay plazas suficientes y no cualquier hospital puede ser sede para formar especialistas. Solo se ofertan siete mil 819 plazas para realizar una especialidad y la única forma de hacerlo es a través del Examen Nacional de Aspirantes para Residencias Médicas (ENARM), el cual presentan, al año, alrededor de 49 mil personas.

¿Pudo haber propuesto algo diferente? Evidentemente no faltan médicos, sino que se carece de plazas bien instaladas y abastecimiento de necesidades básicas, salarios dignos, medicamentos y equipo, seguridad. Una de las imperantes soluciones requiere incrementar las plazas y para ello se necesita destinar presupuesto al capital humano del sector salud.   Lo que la administración lopezobradorista destina al sistema de salud ha sido insuficiente.

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