Uno de los temas políticos, sociales y jurídicos que más interés ha generado en los últimos días es la resolución que está por analizar, discutir y votar la Suprema Corte de Justicia respecto de la producción y consumo de la marihuana, que hoy se encuentra en la posible antesala de ser despenalizada por el proyecto de sentencia del queretano Arturo Zaldívar, uno de los ministros más liberales de la Corte. El proyecto se ha esparcido como pólvora entre propios y extraños, plantea como principal razonamiento el principio de la autodeterminación de la persona, piedra angular de la corriente de los derechos humanos y la libertad de conciencia, que señala que cada persona debe tomar todas las decisiones relativas a la vida propia y al desarrollo de la personalidad, rindiendo cuentas a sí misma y como mejor juzgue, siempre y cuando al hacerlo así no se afecten derechos de terceros.

El tema no será fácil, de hecho la votación de la primera sala de la Corte estaba programada para la semana pasada y fue diferida para mañana. Quienes conocen la forma de actuar de los ministros aseguran que el proyecto de despenalización podría obtener de cuatro a cinco votos; otros aseguran que el ministro José Ramón Cossío no está seguro de su voto o que la presidencia de la Corte está operando para atraer el caso y que sea el pleno de la misma, quienes se encarguen de darle solución a este “caso difícil” en la terminología de Dworkin. Se inscribe en los temas polémicos que en los últimos años ha tenido que resolver el máximo tribunal; generará voces a favor y en contra, independientemente de cuál sea el sentido de la resolución y los efectos jurídicos que contemple. Para muestra basta un botón, en el caso queretano el gobernador Domínguez ya se ha pronunciado en contra de la despenalización, al igual que la gran mayoría de los gobernantes del país, los partidos políticos en su mayoría rehúyen a debatir por ser un cuchillo de doble filo electoral.

Es obvio que el derecho está fuertemente condicionado por la política jurídica, en la praxis no existe la pureza kelseniana, pues el derecho se presenta en forma sistemática a través del lenguaje, como un discurso que plantea ideas y argumentos estrechamente ligados con criterios religiosos, morales y éticos. El derecho como ciencia normativa aprovecha que el hombre es un animal que típicamente usa símbolos, en este caso los del lenguaje, que es un mecanismo de persuasión, y como tal requiere de los aparatos de la retórica y la argumentación para generar un discurso articulado y diseñado con el fin de ganar adeptos. Los alcances del sentido de ese lenguaje y del discurso que se crea a partir de él, son piezas fundamentales para el derecho. Para descubrir su acción persuasiva es necesario recurrir a un cuerpo teórico y analítico. Las diferentes doctrinas que intentan explicar al derecho juegan un importante papel al momento de delimitar los campos de acción en lo concerniente a las normas jurídicas y a las proposiciones que utiliza para describir la realidad del fenómeno jurídico. Estas teorías explicativas, que usan los tribunales para justificar sus decisiones, conducen a enfrentar la realidad de un lenguaje jurídico, delimitando tajantemente cada una de las resoluciones de los tribunales y de los jueces desde su posición ideológica y, por qué no decirlo, reflejan las presiones políticas, sociales, culturales y económicas de la sociedad.

Cuando nos referimos al concepto de derecho aparece el concepto de justicia. El uso de ambos representa un problema tanto en el lenguaje común, como en el lenguaje jurídico; cuando se utiliza la justicia como sinónimo o característica del derecho, a partir de ese momento se asume una postura ideológica, que encontrará un conflicto con otras corrientes de pensamiento y que tiene un peso lingüístico significativo. El derecho se distingue especialmente por su carácter normativo, la orden sobre la conducta, el imperativo del Estado; es un producto del hombre, en tanto es usado convencionalmente, aplicado en la medida que los individuos así lo requieran y para ellos sea válido. La palabra justicia es un término utilizado comúnmente para referir un ideal, una concepción posible o imposible del mundo indicando lo bueno y lo malo de los actos humanos, generalmente su uso apela a la emotividad con una fuerte dosis de sentimiento tratando de persuadir a un sujeto sobre sus actos o intereses. Pero tan peligroso es usar el concepto de justicia como el dejar de usarle en connotaciones jurídicas.

Por ello, de llegar al pleno de la Corte, la votación sería incierta dadas las presiones políticas y religiosas; es un resultado incierto que podría aplazarse hasta que se cubra el proceso de sucesión de los dos ministros —calificados de liberales— que serán sustituidos por las propuestas que presente el presidente Peña Nieto ante el Senado, y en ambos casos, la opinión respecto de la despenalización de la marihuana no es favorable, ni para el Ejecutivo ni para la mayoría parlamentaria.

Abogado y profesor de la Facultad de Derecho, U.A.Q.

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