“No existe la casualidad, y lo que se nos presenta como azar surge de las fuentes más profundas”, expresó Friedrich Schiller y lo anterior lo escribo porque durante mi ausencia del país para charlar con colegas sudamericanos respecto de “Las perspectivas del Derecho del Trabajo en Latinoamérica”, llegué a Lima Perú, Río de Janeiro y Buenos Aires, mientras en Querétaro estalló la huelga del Sindicato de Trabajadores y Empleados en la UAQ; es decir: Educación y Derecho del Trabajo; empero continuemos con el primer tema. ¡Vaya que tenemos mucho que aprenderles! en relación a este aspecto; sin embargo, anotemos los tópicos que a nuestro juicio son los más relevantes. En los tres países, los jóvenes en un 90 % ingresan de las universidades o tecnológicos aproximadamente a los 23 o 24 años, lo que les permite iniciar una Especialidad,  Maestría y Doctorado a muy temprana edad y en algunos casos, obtener el grado en Europa, así es que, cuando te encuentras frente a un auditorio para compartir la experiencia mexicana, precisamente en Derecho del Trabajo, súbitamente te encuentras con Doctores en Derecho de no más de 33 años y con una mayoría de mujeres, preparadas de forma extraordinaria y hablando fluidamente dos o tres idiomas.

En gran parte de Sudamérica se han preocupado en estudiar dos instituciones sobre las cuales, nosotros estamos en pañales; me refiero a la “outsourcing” o tercerización a la que allá se le da un valor interesante e inclusive histórico, social, económico y por supuesto… jurídico. Por nuestros terrenos, llevamos muchos años institucionalizando la simulación sobre el tema. Otro aspecto es la prevención y sanciones respectivas al acoso moral como causal de rescisión a favor de trabajador o patrón y no obstante de que nuestra Ley Federal del Trabajo se podría equiparar a una grave falta de probidad, en los aspectos ético, social, personal, y obviamente jurídico, ni siquiera nos hemos preocupado por estudiarlo, darle un perfil adecuadamente contextualizado y legislar sobre el particular. Cierto que la definición de lo que entendemos por moral es bastante relativo, flexible y cambiante en el trayecto de la historia, no por ello lo debemos dejar de lado y bien nos conviene ponerlo en la palestra de las divagaciones en las que intervendrían diversos especialistas en vastas ramas del saber humano.

Durante mi ausencia en el país, más no en este espacio, estalló la huelga en la UAQ, Derecho Social a favor de todo sindicato y consagrado en el artículo 123 Constitucional reglamentado con mayor profundidad en la LFT. Todos estos días y gracias al Internet, seguí de cerca el conflicto y comento mis conclusiones: La primera y más preocupante es que Gilberto Herrera, Rector de la UAQ y parte de su equipo, “ha mandado al diablo a las instituciones” López Obrador dixit, al culpar a la secretaría del Trabajo, “de estar a favor del sindicato” aseveración desatinada, pues esta institución carece legalmente de facultades para declarar existente o inexistente cualquier huelga y por si lo anterior no fuese suficiente, la solicitud de inexistencia de huelga, conforme a la LFT, no estuvo planteada como debiera de haber sido, para obtener resultados positivos y por supuesto la junta de conciliación y arbitraje, no suple la deficiencia de la queja. Ahora el conflicto lo ha politizado el propio Rector, pero olvida que a las universidades, los alumnos acuden a prepararse, aprender, desarrollarse como seres humanos para mejorar al mundo y no para marchar, que para eso, precisamente para eso es mejor ingresar al… ejército.

Desde luego amigo lector, usted tiene una mejor opinión.

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