Cuando el 5 de octubre de 1983 le fue concedido el premio Nobel de la Paz decidió no acudir a Oslo por temor a que las autoridades no le dejaran regresar a Polonia. Danuta, que había asumido un papel principal en las campañas internacionales en favor de su esposo, recogió el premio en su lugar, el 10 de diciembre. El prestigio del galardón internacional extremó la cautela del régimen de Jaruzelski, que no deseaba empañar su imagen exterior más de lo que estaba (más cuando urgía la obtención de ayudas financieras) y mucho menos alimentar la imagen de Walesa como un mártir ante la población. Walesa fue readmitido en los astilleros y, si bien sometido a estrecha vigilancia por la Policía, gozó de libertad para conceder entrevistas a periodistas extranjeros y celebrar reuniones en su casa. Al principio optó por mantener un perfil bajo y se mantuvo apartado de la militancia clandestina de Solidaridad, que en abril de 1982 se había reorganizado a las órdenes de un Comité Temporal de Coordinación a fin de evitar los gestos de desafío al Gobierno y no malograr sus llamamientos al levantamiento de la ley marcial y a la legalización negociada del sindicato.

El primero de mayo de 1988 marcó el retorno de Walesa al activismo de masas, como cabeza de las manifestaciones y de un movimiento de huelgas cuyo desencadenante inmediato había sido la súbita subida de los precios, pero que se tornó en un instrumento de presión contra el Gobierno para que tomara una posición inequívoca sobre la dirección de sus reformas. El 31 de agosto de 1988 Walesa se reunió con el ministro del Interior, Czeslaw Kiszczak, y obtuvo la aceptación de iniciar rondas de discusión con Solidaridad, reanudando los contactos interrumpidos desde 1981. El 15 de enero de 1989 el PZPR aprobó el principio del pluralismo político y el 6 de febrero comenzaron unas negociaciones denominadas de Mesa Redonda entre el Gobierno y Solidaridad, cuya legalización fue anunciada el 17 de abril en el curso de una reunión entre Walesa y Jaruzelski. Previo pacto con Walesa, el 9 de julio Jaruzelski fue elegido presidente de la República, puesto de reciente creación y con poderes limitados (hasta entonces la jefatura del Estado había recaído en la Presidencia del Consejo de Estado), y éste a su vez nombró el 19 de agosto a Tadeusz Mazowiecki, destacado intelectual católico y consejero de Walesa, para presidir un Gobierno de coalición. (Continuará)

Especialista en Derecho del Trabajo, 
Certificado por el Notariado de la Unión Europea. 
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