El regocijo se convirtió en decepción y engaño. El 23 de enero pasado AMLO anunció que entidades privadas y gobiernos locales podrían adquirir vacunas. Para el día 25 publicaron el Acuerdo ordenado por el presidente de la República. Los gobiernos en su calidad de autoridades sanitarias, las personas físicas y morales de los sectores social y privado integrantes del Sistema Nacional de Salud, deberían de cumplir con cinco requisitos para lograr la autorización ¡Enhorabuena! Pero ¡oh sorpresa! Un mes después, resulta que no les son otorgados los permisos. Otro engaño más del gobierno federal, el Presidente jugando electoralmente con las vacunas, no quiere competencia.

El laboratorio estadounidense Pfizer dio a conocer a gobernadores mexicanos la disponibilidad de venderles 20 millones de vacunas; sin embargo, la Secretaría de Salud del gobierno federal no dio el aval requerido para concretar la adquisición de compra. Así lo dio a conocer el gobernador de Querétaro, Francisco Domínguez. Significa que se trata de otro juego sucio por parte del gobierno de AMLO, toda vez que el gobierno federal está haciendo uso electorero de las vacunas, hecho que ha sido demostrado por medio de la participación de los “correcaminos”, quienes exigen documentación y datos electorales a los inoculados con la vacuna. Así los instruyó Gabriel García Hernández, el operador electoral.

Si los gobiernos de los estados adquieren las vacunas, AMLO imagina que harán lo mismo que él y nada agradecerán al gobierno federal, sobre todo los de la tercera edad y las personas con menor preparación académica: la “carne de cañón” del gobierno de López. No es casual la selección de los derechohabientes a ser inoculados. Es un plan preconcebido. El ejemplo es la CDMX, ahí no tienen problema, Sheimbaum ha trazado su propia estrategia, más ágil y amable, sin pedir documentación que comprometa electoralmente. Vacunan en los centros de mayor población ¿y en los estados? en las poblaciones más alejadas ¿coincidencia? Querétaro, el ejemplo: inauguran un nuevo hospital con recursos propios.

El Acuerdo es solo un parapeto político. La realidad nos demuestra lo contrario. Sí hay vacunas en existencia; no hay voluntad de López. Todo lo ha monopolizado y controlado AMLO. No quiere interferencias en su plan electoral. Menos ahora que militantes de su partido echaron abajo la candidatura de su compadre Félix Salgado Macedonio. Los aliancistas apoyan al gobernador de Tamaulipas, lo quieren desaforar. López Obrador teme perder las elecciones, endurece sus acciones represoras.

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