La idea de que periodistas incómodos para el gobierno de Andrés Manuel López Obrador fueran espiados –a fin de encontrar en sus comunicaciones elementos que permitieran iniciar en su contra una campaña negra– circuló primero en un chat en el que toman parte altos funcionarios federales y de seguridad.

Dicha información fue confirmada al columnista por fuentes que participan en dicho chat y que pidieron quedar en el anonimato. El autor de la propuesta fue el subsecretario de Seguridad Pública federal Ricardo Mejía Berdeja, quien en meses pasados desató públicamente la defensa de un Padrón Nacional de Usuarios de Telefonía Móvil (Panaut), en el que se propuso incluir los datos biométricos de cada mexicano que adquiriera una línea celular –como supuesto recurso para detener delitos como el secuestro, el “halconeo” y la extorsión.

La propuesta desató una oleada de críticas, relacionadas con el riesgo de que la privacidad de los usuarios fuera vulnerada y quedara en manos de las autoridades de seguridad e impartición de justicia autorizadas a acceder al padrón. Como se recordará, en esas críticas participaron periodistas, organizaciones defensoras de derechos humanos, académicos e incluso las propias empresas de telefonía.

En medio de la tormenta, la Suprema Corte de Justicia otorgó una suspensión a la entrada del vigor del Panaut, con el argumento de que era incapaz de almacenar con seguridad los datos biométricos de los usuarios.

En junio pasado, en las páginas de EL UNIVERSAL, el columnista Javier Tejado reveló que el subsecretario Mejía Berdeja solicitó que se espiara a los periodistas que habían lanzado críticas contra el Panaut.

La idea del funcionario era encontrar, precisamente en los teléfonos de los involucrados, datos que probaran que estos se hallaban a sueldo o habían recibido pagos de las empresas de telefonía móvil.

Tras la revelación de Tejado, el columnista Raymundo Riva Palacio informó en El Financiero que el espionaje se había extendido a varios periodistas de EL UNIVERSAL que habían publicado textos que contrariaron o causaron molestia a los jerarcas de la llamada Cuarta Transformación. En primerísimo lugar de esa lista se hallaba Carlos Loret de Mola. Aparecíamos también Salvador García Soto, Mario Maldonado y yo.

Hace unos días, a través de la marcación de un código en mi celular, se me hizo saber que mi teléfono había sido clonado y que en ese preciso instante alguien más se hallaba en condiciones de escuchar mis conversaciones, de leer mis correos y mis mensajes de texto, de tener acceso incluso a mi álbum de fotografías.

Tras las publicaciones de Tejado y Riva Palacio el presidente inauguró en la conferencia conocida como “la mañanera” una sección llamada “quién es quién en las mentiras”. El asunto del espionaje a periodistas ocupó un lugar relevante: López Obrador aseguró que era falso, que se acusaba sin pruebas, y que no había necesidad de espiar a los periodistas porque estos eran “predecibles” y ya se sabía lo que iban a escribir “para cuestionar al gobierno”.

En una entrevista de radio, Tejado, quien hasta el momento, que yo recuerde, es autor de una columna que jamás ha sido desmentida, declaró: “Yo me sostengo en lo que he publicado… El mismo aparato de espionaje que se usaba contra partidos y periodistas al final del régimen de Peña Nieto es el mismo aparato que funciona el día de hoy… la realidad siempre sale, siempre nos alcanza”.

En días pasados la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana se declaró “incompetente” ante varias solicitudes de información que le exigían dar a conocer si en sus archivos figuran expedientes de espionaje contra los periodistas mencionados (entre estos está también Joaquín López-Dóriga).

La dependencia indicó que quien “pudiera contar con la información solicitada” sería la Secretaría de Gobernación.

La secretaria de seguridad federal, Rosa Icela Rodríguez, consideró que no ha existido contra los periodistas espionaje alguno.

Además de información sobre la vigencia de la plataforma Pegasus, empleada en el sexenio pasado para espiar, entre otras personas, a diversos periodistas, existen capturas de pantalla que indican que el subsecretario Mejía Berdeja –a quien se acusa de haber filtrado información cuyo fin era impedir que Omar García Harfuch fuera contemplado como sucesor de Alfonso Durazo al frente de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana–, propuso que columnistas fueran espiados, a fin de desatar en su contra una campaña negra.

Como afirma Javier Tejado: la realidad siempre sale, siempre nos alcanza.

@hdemauleon
demauleon@hotmail.com

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